A la hora de pensar en la pastoral, pensamos en actividades, eventos, campañas, tiempos litúrgicos, etc. Pero, puede ocurrir que nos olvidemos de la vivencia y, estando en un entorno académico, ofrezcamos propuestas más intelectuales que vivenciales, o que, a pesar de ofrecer oraciones y celebraciones de calidad, el contexto no sea propicio para tener una verdadera experiencia de fe entre clase y clase. Con esto en la cabeza, vemos que nuestro esfuerzo muchas veces no va a producir el fruto deseado y quizá debamos replantear lo que hacemos pues, si no salen con alguna vivencia de fe y de comunidad, luego no es posible que la demanden. Debemos ser más explícitos en la vivencia de la fe en comunidad para dejar en los alumnos esa semilla.

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