A estas alturas, ya tenemos claro que lo que transforma es el encuentro con Jesús y no las palabras o doctrinas, por eso, en nuestras actividades de impacto, se ha de hacer patente este encuentro con Jesús. El foco ha de estar puesto en esa experiencia de fe propiciada por el encuentro en la oración explícita, en el servicio consciente al necesitado y en la experiencia de la comunidad como espacio seguro de crecimiento. No podemos seguir confiando en la evangelización implícita, estamos en un tiempo de ser explícitos en el anuncio y la vivencia de la fe.

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