Los jóvenes reaccionan bien a estímulos de lo personal, el yo, el bienestar, lo que se puede contrastar para tomar decisiones rápidas sin pensar mucho. Por eso, a la hora de ofrecerles actividades especiales, hay que presentar decisiones sencillas sin términos medios y que puedan comparar con otras para decidir por contraste.

Lo que les comunicamos también ha de ser claro y sintético igual que pedíamos en las homilías. Según estudios de marketing digital “En los 3 primeros segundos de un vídeo se define si la persona está interesada o no”. Un joven no atiende a discursos interminables, hemos de captar su atención y en ese momento comunicar el mensaje.

Además, en nuestra oferta y contenidos, debemos adaptarnos al presente, utilizar los nuevos canales de comunicación, dominar las redes sociales y las plataformas que emplean. Es lo que pasa ahora mismo con Hakuna que se mueve sin barreras en el contexto de los jóvenes.

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