En mecánica, el volante de inercia sirve, simplificando mucho, para aumentar el rendimiento en el almacenamiento de la energía, aprovechando la energía cinética. Es decir: conseguir que la energía o esfuerzo aportado, se multiplique y prolongue en el tiempo lo más posible, haciendo que no haya que añadir mucha más fuerza, para mantener o elevar considerablemente el rendimiento.
Es lo que pasa con los retiros Emaús o Effetá, tienen una serie de claves fundamentales como fuerza inicial y las mantienen y amplifican, sin añadir mucha más fuerza, consiguiendo un efecto multiplicador muy grande en la propagación de la fe. También nosotros podemos poner nuestras mejores claves a funcionar de esta manera.
Así, la preparación de las cosas, encontrando los procesos adecuados que funcionen como en el ejemplo del volante de inercia, nos ayudaría a maximizar los resultados sin sobreesfuerzos, no sólo en actividades de impacto, sino en cada cosa que hagamos. Además, esto es lo propio de nuestro carisma si miramos cómo Chaminade buscaba, en todo momento, los medios que más favorecieran a la misión de transformar toda Francia.
Continuando con esto de la inercia, al final, las tradiciones son también como otro volante de inercia, pero ya ineficiente y que sólo nos hace perder energía. Por eso, nos interesaría encontrar una estrategia que movilice a los mayores en la dirección que potencie toda la fuerza y el Espíritu que aún pueden aportar para transformar a los jóvenes.

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