Una página web oficial me ayuda a construir mi identidad pública. A decir a los demás quién soy y qué ofrezco y, observando distintas páginas web de grupos y entidades, se aprecian diferencias claras.
Hay grupos que tienen webs sencillas pero cuidadas, con distintas propuestas para edades y temas. Con una estética e identidad buenas que “venden” unos “productos” concretos: grupos de reflexión, de oración, etc. Mientras que en otros ejemplos, todo es más difuso, se sigue la política del antiguo corcho donde colocar todo tipo de avisos sin filtro ni categorización, perdiendo toda identidad y claridad en la propuesta.
Dentro de la Familia Marianista, trabajar de manera más coordinada y seria la comunicación, nos permitiría hacer real la misión compartida de acompañar a los jóvenes con una red de acompañantes sólida y bien definida con la que, hacer calendarios, facilitar materiales y aunar criterios.
Ser joven no es ser tonto y perciben perfectamente la falta de comunicación que hay entre las ramas de la Familia y dentro de cada rama, por eso, es necesario contar con una agenda pública común y mejorar la comunicación provincial de actividades para fomentar las experiencias de fe en los jóvenes en lugar de provocar su confusión y desazón al ver nuestras disputas e incoherencias.

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