A veces, sin darnos cuenta, dentro de la Familia Marianista, lanzamos comentarios que condicionan el futuro construyéndolo de una manera determinada, minando el ánimo de las personas y alterando su idea de las cosas hasta hacer realidad lo que no lo era tal y como recoge el Efecto Pigmalión. 

Por ese mismo principio, podemos hacer un condicionamiento positivo bendiciendo en vez de maldecir a las personas e iniciativas, pasando de un entorno hostil, a un entorno seguro en el que poder expresar diferentes opiniones, no porque todo el mundo piense igual, sino porque todo el mundo modera su vehemencia, para dejar espacio a otras voces que no gozan a priori de tanta seguridad y respaldo.

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