Los jóvenes que participan en actividades de impacto pueden tener mucho ruido interior, acuden en busca de actividades especiales para sentir cosas y vivir experiencias intensas, y, muchas veces, no tienen una comunidad o un contexto en el que apoyarse o hacer un camino de crecimiento.
Por eso, nuestras propuestas, a veces, podrían resultarles muy pesadas o alejadas porque se dirigen a un público con más recorrido. En este tipo de encuentros, debemos movernos en el terreno de las emociones y los contenidos sencillos muy centrados en sus intereses inmediatos para navegar dentro de ese ruido interior de sus pasiones y, en un proceso posterior, dar más profundidad a lo vivido.

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