Familia Marianista

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  • Visibilizar – Iniciación [1]

    Visibilizar – Iniciación [1]

    Los encuentros deben ser momentos abiertos de acogida, donde se pueda conocer a otros miembros de la comunidad y convivir con ellos. Al visibilizar esa vida comunitaria, se puede atraer a más personas hacia una pertenencia más intensa. Recordemos las palabras de Ignacio Otaño sobre la importancia de la acogida en los encuentros públicos. Ver contenido

  • Espíritu – Iniciación [1]

    Espíritu – Iniciación [1]

    Al acompañar una comunidad incipiente, confiemos en el Espíritu para inspirar nuestras palabras y escuchar las necesidades de cada uno. No podemos prever su impacto ni las necesidades individuales. Como en Pentecostés, dejemos que el Espíritu hable a través de nosotros, ofreciendo la orientación necesaria para cada paso del camino. Ver contenido

  • Comunicación – VR [1]

    Comunicación – VR [1]

    La falta de comunicación interna en la vida religiosa afecta la eficacia en el trabajo con los jóvenes y lleva al rechazo de iniciativas no pastorales. Es crucial mejorar la transmisión del Proyecto Provincial para fomentar la participación y evitar la desafección. Podemos ser más creativos en la comunicación, utilizando medios como vídeos estructurados en… Ver contenido

  • Visibilizar – CLM [1]

    Visibilizar – CLM [1]

    Fomentar la coordinación entre las comunidades laicas puede fortalecer el sentido de pertenencia y comunidad. Establecer un espacio de reunión común y una eucaristía compartida puede propiciar interacciones y promover la conciencia de pertenecer a un cuerpo más amplio. Ver contenido

  • Visibilizar – VR [1]

    Visibilizar – VR [1]

    Es crucial mostrar la vitalidad de la vida religiosa, tanto interna como externamente. A pesar de las limitaciones en algunas comunidades, podemos crear una comunidad ‘virtual’ donde los hermanos compartan experiencias y vivan la vida comunitaria de manera auténtica. Esto refleja la belleza de nuestra vocación y atrae a nuevos miembros. Ver contenido

  • Oración – CLM [0]

    Oración – CLM [0]

    Los laicos marianistas pueden crear espacios de fe en la ciudad, inspirados en nuestro carisma. Han demostrado capacidad para ello, como en el caso de Hakuna. Recuperar iniciativas anteriores, como los espacios de oración al estilo de Taizé, puede revitalizar la misión evangelizadora comunitaria. Ver contenido

  • Los encuentros, que ya hemos dicho en otro punto que deben ser significativos antes que periódicos, deben estar, además, muy cuidados y ser momentos abiertos de acogida. Estas son las mejores oportunidades para conocer a otros miembros mayores de la comunidad y convivir con ellos. Al visibilizar esa vida se podrán sentir atraídos por una pertenencia más intensa identificándose con una de las ramas.

    Podemos recordar aquí un fragmento en que Ignacio Otaño nos habla de los momentos de encuentro públicos y su efecto contagiador.

    “L’Esprit de notre Fondation señala, como ejemplo, tres medios comunitarios para atraer a los jóvenes al seno de la familia de María, además de las relaciones familiares, de amistad y sociales que se creaban. Esos tres medios son: los paseos de los domingos después de vísperas, las reuniones públicas de los domingos por la tarde y los retiros anuales antes de la fiesta de la Inmaculada. Son actos de la congregación abiertos que permiten a muchos entrar en contacto con ella. […] «lo que atraía a los jóvenes no era sólo el interés del programa que se explicaba sino también la acogida llena de honradez y caridad que recibían todos los que acudían» » (Pág. 53)

  • Cuando ejercemos el ministerio de acompañar a una comunidad que empieza, cabe esperar que, si ofrecemos buenos contenidos, la respuesta será buena. Pero, será mucho mejor, si es el Espíritu quien nos da el don de la palabra oportuna inspirándonos lo que hemos de decir, así como el de la escucha activa al que lo recibe.

    Si lo piensas, no podemos saber el impacto que tendrán nuestras palabras en los demás, ni siquiera podemos saber de antemano lo que necesita escuchar cada uno y, ni siquiera tiene por qué ser lo mismo para todos los participantes. Desde esta perspectiva, la única manera de acertar y llegar a todos es por la gracia dada por el Espíritu que, como en Pentecostés, hace que todos escuchen en su idioma lo que necesitaban oír, ante el mensaje inspirado de los discípulos. Pidamos pues el don necesario antes de acercarnos a orientar a una comunidad que da sus primeros pasos.

  • En la vida religiosa existe un déficit importante en la comunicación interna que nos lleva a no aprovechar bien nuestras energías en el trabajo con los jóvenes y a rechazar o bloquear iniciativas por motivos que no tienen que ver con lo pastoral. 

    Entre los religiosos, la sensación, muchas veces, es que no se conoce el Proyecto Provincial y eso provoca el desinterés y la desafección de los religiosos que no se sienten parte en las decisiones y se van distanciando. Esto, evidentemente, es por falta de comunión en los religiosos, pero también por un claro problema de comunicación que se puede trabajar hasta conseguir transmitir las cosas adecuadamente en forma, medio, tono y momento.

    Ya que nos decimos expertos en pedagogía, podríamos ser mucho más creativos y pedagógicos en la comunicación. Y, una forma, pero no la única, podría ser la de crear vídeos cortos para desarrollar cada tema, mostrándolos, bien estructurados, en una web, para poder elegir lo que necesites adaptado a cada realidad. Esta idea es la que se aplica, precisamente, en estos vídeos que estás viendo.

    Y, en todo caso, la comunicación ha de implicar a las partes, no se trata de que yo, fecunda fuente del saber, te doy, una información, a ti, profundo pozo de ignorancia. La comunicación es multidireccional y continuamente escuchamos a gente decir que se quedan fuera de las decisiones, que se han enterado de tal cosa por terceros y esto alimenta el flujo del chismorreo. Hoy contamos con muchas herramientas que facilitan la escucha de todas las voces que deseen comunicar algo y la gestión de dicha información. Además, en el camino hacia la sinodalidad al que nos llama la Iglesia y que, iniciativas como el LiDE, están ya desarrollando, obtendremos respuestas del Espíritu para los actuales problemas adaptativos, cuando demos voz a los que no la suelen tener.

  • Cada pequeña comunidad laica funciona con gran autonomía de agenda, modo y lugar de reunión y eso es positivo. No obstante, si hablamos de visibilizar la comunidad, podría ser interesante tratar de coordinar las agendas y contar con un espacio de reunión común, de manera que se dé un momento en la semana en que, de forma natural, las distintas comunidades se crucen o encuentren a la entrada y salida de sus reuniones, además de posibilitar una eucaristía común como parte del encuentro de mi comunidad. Ese pequeño punto de encuentro propicia conversaciones, y hace tomar conciencia de que existe un cuerpo más amplio que mi propia comunidad.

  • En la vida religiosa también es necesario hacer visible la vida abundante que aún queda, tanto hacia dentro como hacia fuera. En este sentido, aunque nuestras comunidades puedan parecer, en algunos casos, algo faltas de vida o limitadas, tenemos, más que nunca, la posibilidad de hacer una comunidad “virtual” de hermanos que quieran vivir algo más, disfrutar de la vida comunitaria en clave religiosa, ir unos días de vacaciones juntos, tener momentos de compartir sin motivos pastorales o laborales. Simplemente viviendo toda esa dimensión que, en otro tiempo, cuando había más religiosos y menos frentes, se vivía espontáneamente en cada comunidad y que hoy, ya no es posible. Vivir esto y además hacerlo visible, es reflejar la belleza de la vida religiosa que atrae y da esperanza a los de dentro y a los que podrían entrar.

  • En algunos lugares, los laicos marianistas podrían aportar a la ciudad un espacio para vivir la fe desde nuestro carisma. Están perfectamente capacitados para ello y además ya lo han hecho en alguna ocasión. 

    Esta es una misión evangelizadora que ahora mismo está desarrollando Hakuna de forma muy llamativa, pero que han hecho muchos otros grupos de forma más discreta y sin un modelo de oración claro.

    Cuando Taizé estaba más de moda, surgieron en las ciudades, diferentes espacios donde rezar con ese modelo concreto de oración. En aquel momento, algunos laicos marianistas sintieron la llamada de generar estos espacios y ofrecieron un gran servicio, no sólo a la Familia Marianista sino también al resto de la Iglesia. Esto hoy ha ido decayendo y ya sólo mantienen el día y la hora, pero ha perdido el Espíritu, el estilo y el cariz de misión evangelizadora comunitaria, pero podría recuperarlo porque sigue siendo demandado por los jóvenes.

Guía de estilo Marianista