2. Testimonio

40 elementos disponibles

Apasionar no instruir | Visibilizar la comunidad | Aprovechar el fervor | Evangelizar entre iguales | Dar testimonio | Ser profetas | Ser humilde | Contar nuestro carisma | Reforzar la Familia Marianista | Reforzar la autonomía de las ramas | Participar de la Iglesia

  • Testimonio – Impacto [1]

    Testimonio – Impacto [1]

    El testimonio de los acompañantes en actividades como los retiros de Effetá es crucial para el crecimiento espiritual de los jóvenes. Al compartir sus propias experiencias de fe y haber pasado por situaciones similares, los acompañantes ofrecen un ejemplo cercano y tangible de crecimiento. Es importante seleccionar acompañantes que sean cercanos en edad y reflejen… Ver contenido

  • Visibilizar – Iniciación [1]

    Visibilizar – Iniciación [1]

    Los encuentros deben ser momentos abiertos de acogida, donde se pueda conocer a otros miembros de la comunidad y convivir con ellos. Al visibilizar esa vida comunitaria, se puede atraer a más personas hacia una pertenencia más intensa. Recordemos las palabras de Ignacio Otaño sobre la importancia de la acogida en los encuentros públicos. Ver contenido

  • Visibilizar – CLM [1]

    Visibilizar – CLM [1]

    Fomentar la coordinación entre las comunidades laicas puede fortalecer el sentido de pertenencia y comunidad. Establecer un espacio de reunión común y una eucaristía compartida puede propiciar interacciones y promover la conciencia de pertenecer a un cuerpo más amplio. Ver contenido

  • Testimonio – Iniciación [1]

    Testimonio – Iniciación [1]

    Nuestra tendencia hacia un modelo intelectual nos aleja de la dimensión vivencial y espiritual de la fe. La gente busca testimonios apasionados en primera persona. Si nuestra fe nos apasiona, debemos testimoniarla en nuestro día a día, no solo intelectualmente, para ser un verdadero reflejo de la Iglesia y atraer a otros a vivir su… Ver contenido

  • Visibilizar – VR [1]

    Visibilizar – VR [1]

    Es crucial mostrar la vitalidad de la vida religiosa, tanto interna como externamente. A pesar de las limitaciones en algunas comunidades, podemos crear una comunidad ‘virtual’ donde los hermanos compartan experiencias y vivan la vida comunitaria de manera auténtica. Esto refleja la belleza de nuestra vocación y atrae a nuevos miembros. Ver contenido

  • Fervor – Escolar [1]

    Fervor – Escolar [1]

    Necesitamos revitalizar nuestras celebraciones eucarísticas para atraer a los jóvenes. Las expresiones de alegría y participación activa son clave. Aunque sea desafiante, debemos adaptarnos para transmitir la alegría de la fe de manera auténtica y relevante para las nuevas generaciones. Ver contenido

  • Apasionar – Madeleine [1]

    Apasionar – Madeleine [1]

    Para hacer crecer una comunidad de fe, es esencial formar equipos con personas apasionadas y guiadas por el Espíritu, no simplemente representantes institucionales. El enfoque debe estar en la vida y el entusiasmo, no en la política y la estrategia, aunque la representación de todos los grupos pueda ser beneficiosa. Ver contenido

  • Identidad – Familia [1]

    Identidad – Familia [1]

    En la identidad de la Familia Marianista, cada rama surgió con un propósito dentro de la misión común de revitalizar el cristianismo en Francia. Es crucial recuperar y redefinir el papel de cada rama hoy para volver a nuestra identidad original. Según Lalanne, Chaminade creía que la restauración del cristianismo en Francia dependía de la… Ver contenido

  • Fervor – Impacto [1]

    Fervor – Impacto [1]

    La intensidad emocional durante las actividades de impacto genera vínculos temporales que pueden desvanecerse con el tiempo si no se les da continuidad. Por eso, es crucial aprovechar este fervor para proponer nuevas actividades que mantengan el interés y la confianza de los jóvenes. Al finalizar una actividad, podemos lanzar la siguiente o sembrar la… Ver contenido

  • Iglesia – Impacto [0]

    Iglesia – Impacto [0]

    Los movimientos como Hakuna y los retiros Effetá están impactando positivamente en la fe de nuestros jóvenes, lo que no deberíamos percibir como amenaza, sino como una gracia del Espíritu. En lugar de competir, debemos apoyar estas iniciativas y acompañar a los jóvenes en su crecimiento espiritual dentro de nuestras comunidades. Ver contenido

  • Para el joven que participa en una actividad de impacto como pueda ser un retiro de Effetá, el testimonio que dan los acompañantes que se ponen a su servicio, transforma y hace crecer, no sólo por su experiencia de fe, sino por el tiempo dedicado y el hecho de haber pasado por lo mismo que tú, unos meses atrás. En este sentido, podemos cuidar la labor de los acompañantes, para que sea gente más cercana en edad y reflejo de un siguiente paso en el crecimiento de la fe.

  • Los encuentros, que ya hemos dicho en otro punto que deben ser significativos antes que periódicos, deben estar, además, muy cuidados y ser momentos abiertos de acogida. Estas son las mejores oportunidades para conocer a otros miembros mayores de la comunidad y convivir con ellos. Al visibilizar esa vida se podrán sentir atraídos por una pertenencia más intensa identificándose con una de las ramas.

    Podemos recordar aquí un fragmento en que Ignacio Otaño nos habla de los momentos de encuentro públicos y su efecto contagiador.

    “L’Esprit de notre Fondation señala, como ejemplo, tres medios comunitarios para atraer a los jóvenes al seno de la familia de María, además de las relaciones familiares, de amistad y sociales que se creaban. Esos tres medios son: los paseos de los domingos después de vísperas, las reuniones públicas de los domingos por la tarde y los retiros anuales antes de la fiesta de la Inmaculada. Son actos de la congregación abiertos que permiten a muchos entrar en contacto con ella. […] «lo que atraía a los jóvenes no era sólo el interés del programa que se explicaba sino también la acogida llena de honradez y caridad que recibían todos los que acudían» » (Pág. 53)

  • Cada pequeña comunidad laica funciona con gran autonomía de agenda, modo y lugar de reunión y eso es positivo. No obstante, si hablamos de visibilizar la comunidad, podría ser interesante tratar de coordinar las agendas y contar con un espacio de reunión común, de manera que se dé un momento en la semana en que, de forma natural, las distintas comunidades se crucen o encuentren a la entrada y salida de sus reuniones, además de posibilitar una eucaristía común como parte del encuentro de mi comunidad. Ese pequeño punto de encuentro propicia conversaciones, y hace tomar conciencia de que existe un cuerpo más amplio que mi propia comunidad.

  • En líneas generales hemos tendido hacia un modelo más intelectual que vivencial o espiritual y eso nos puede alejar de la dimensión de la fe y la acción del Espíritu. Este es un modelo que se está agotando en la actualidad. La gente busca, cada vez más, conocer el testimonio apasionado en primera persona.

    Si de verdad nuestra fe nos mueve y apasiona, tal vez debamos testimoniarlo más explícitamente en nuestro día a día para que no acudan a nosotros para cuestionar intelectualmente a la Iglesia o para hacer exégesis de las escrituras y, a otros carismas, para vivir su fe.

  • En la vida religiosa también es necesario hacer visible la vida abundante que aún queda, tanto hacia dentro como hacia fuera. En este sentido, aunque nuestras comunidades puedan parecer, en algunos casos, algo faltas de vida o limitadas, tenemos, más que nunca, la posibilidad de hacer una comunidad “virtual” de hermanos que quieran vivir algo más, disfrutar de la vida comunitaria en clave religiosa, ir unos días de vacaciones juntos, tener momentos de compartir sin motivos pastorales o laborales. Simplemente viviendo toda esa dimensión que, en otro tiempo, cuando había más religiosos y menos frentes, se vivía espontáneamente en cada comunidad y que hoy, ya no es posible. Vivir esto y además hacerlo visible, es reflejar la belleza de la vida religiosa que atrae y da esperanza a los de dentro y a los que podrían entrar.

  • En general, si preguntamos a nuestros jóvenes, falta vida en nuestras Eucaristías, por tradición tenemos unas celebraciones muy poco expresivas, con poca implicación del cuerpo donde reinan las caras largas y miradas perdidas, con cantos lentos, del siglo pasado y arrastrando las palabras. 

    Mientras, otros movimientos cristianos, sobre todo evangélicos, tienen formatos más alegres que te hacen sentir partícipe y activo involucrando otros sentidos, generando un ambiente en el que se palpa la alegría y se percibe el Espíritu en esa alegría.

    Esta expresión de los afectos es cada vez más demandada y, aunque nos pueda resultar chocante dentro de nuestra cultura o historia personal, debemos darle un espacio en lo que hacemos para que se haga patente la alegría de la Buena Noticia en nuestras celebraciones y encuentros.

  • Para poner en marcha y hacer crecer cualquier iniciativa, pero especialmente una comunidad de fe, es necesario hacer equipos con gente apasionada, movida por el Espíritu, y no por representantes institucionales de los grupos o áreas para cumplir cuotas. Si además de estar movidos por el Espíritu están representados todos los grupos, mejor pero en este orden, no en el otro, porque lo que han de contagiar es vida y entusiasmo, no política y estrategia.

  • En nuestra identidad como Familia Marianista, cada rama nació con una función dentro de la misión común de restablecer el cristianismo en Francia. Debemos recuperar y recrear el papel de cada rama hoy en la Familia Marianista para volver a nuestra identidad original. Esto nos cuenta Ignacio Otaño sobre las intuiciones de Chaminade según la visión de Lalanne:

    Según Lalanne, el P. Chaminade «estaba profundamente persuadido de que el cristianismo no se podría restablecer en Francia más que por la restauración de las Ordenes religiosas». […] «su concepción de la vida religiosa en los tiempos modernos era un poco diferente de la de los otros fundadores». […] sabía que debía hacer algunas acomodaciones para no encontrar obstáculos insuperables. (Pág 60)

  • Una clave fundamental en las actividades de impacto, y que vemos en otros grupos, es trabajar con el fervor de los participantes. Cuando vivimos intensamente una actividad creamos una serie de vínculos temporales que irán desapareciendo en los días sucesivos si no hay ningún otro estímulo, por eso, es importante aprovechar la ola de emociones cuando se produce y plantear nuevas propuestas cuando existe ese vínculo que nos hace significativos y confiables para los jóvenes en nuestras propuestas. 

    Así, al final de una actividad podemos lanzar la siguiente, o sembrar la semilla de algo nuevo que pueda nacer en el grupo como ocurrió con el nacimiento de Hakuna, a la vuelta de una Jornada Mundial de la Juventud de 2013 en Río.

  • Desde hace algunos años vamos viendo como nuestros jóvenes se dejan tocar por las iniciativas de grupos como Hakuna y por los retiros Effetá. Ambas realidades nos pueden estar allanando el camino. Desde luego, podemos decir que, gracias a estos movimientos, la fe de nuestros monitores y de nuestros jóvenes en general, crece más que gracias a nuestras propias iniciativas y esto no debemos verlo como una amenaza sino como una gracia del Espíritu que actúa a través de la Iglesia y sus distintos carismas.

    En este sentido, no debemos reinventar lo que ya existe para competir. Más bien, debemos apoyar estas iniciativas como actividades de impacto para transformar a nuestros jóvenes y acompañarlos, desde nuestro carisma, antes y después de dicha experiencia en procesos posteriores, para que, si así lo desean, consoliden su fe en nuestras comunidades.

Guía de estilo Marianista