Una carencia importante que detectamos en los jóvenes es la necesidad de trabajar el crecimiento personal. Necesitan contextos y buenos referentes para trabajar su personalidad, conocerse, abordar su pasado y leer su historia personal. Las actividades de impacto son una buena oportunidad para dar estos saltos madurativos que suelen tener una buena acogida. 

En este sentido, se pueden diseñar itinerarios que ofrezcan actividades especiales en los momentos vitales clave y que aborden ese crecimiento y cambio de etapa.

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