Cada vez ofrecemos en los colegios más actividades de servicio, pero no tenemos gente que acompañe adecuadamente a los chicos y chicas y les ayude a pasar lo vivido por el corazón convirtiendo la vivencia en experiencia quedando simplemente en vivencias intensas, que conmueven, pero que no dejan poso ni transforman a la persona.
Además, muchas veces, por un deseo de llegar a los no cristianos, desconectamos la experiencia de servicio de la fe, transformándola en mero voluntariado. Es decir, en algo que uno hace porque le apetece, mientras le apetece para su satisfacción o realización personal.
Para convertirlo en algo más habría que dedicar recursos al acompañamiento personal de los chicos, para convertir la vivencia del voluntariado en experiencia de entrega gratuita a los demás por la construcción del Reino y el anuncio de la Buena Noticia. Sólo así será una oportunidad pedagógica y acercará a nuestros alumnos al encuentro personal con Jesús.

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