Actualmente los jóvenes tienen un gran vacío interior y lo tratan de llenar con el consumo de vivencias. Cambian continuamente de actividad y tienen miedo a comprometerse con algo que les cierre puertas, pero eso les deja confundidos y bloqueados. 

En todo caso, esta es la dinámica actual del mundo y no debe escandalizarnos, los jóvenes lo viven con naturalidad. Sin embargo, si les ayudamos a encontrar un horizonte vital que marque su rumbo, aunque estén cambiando continuamente de actividades y trabajos, avanzarán en una dirección. Hay que ayudarles a definir ese horizonte en sus vidas y no tratar de hacer que elijan algo y no busquen nada más. Esto se puede trabajar en las actividades de impacto si están bien diseñadas para discernir el horizonte vital.

En los últimos años van surgiendo iniciativas de formación para que los jóvenes puedan madurar y profundizar en su fe a través del conocimiento y la experiencia para descubrirse a sí mismos y, según dicen, «disfrutar de ser persona». Es el caso del Soul College promovido por la Fundación Hakuna con varios cursos de distinta temática y duración. 

Algo muy importante para los jóvenes es obtener respuestas, plantear sus dudas, ser escuchados y la experiencia de encontrar esas respuestas, puede ser muy intensa y transformadora como una verdadera actividad de impacto al encontrarse con la Verdad.

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