En la creación de la comunidad, generalmente partimos del deseo de juntarnos con amigos, de no perder el contacto que queda atrás al salir del colegio, pero pocas veces vemos un deseo claro de juntarnos para seguir buscando a Dios, suponiendo que ya nos hubiésemos iniciado en la búsqueda en grupos o comunidades previas. 

El caso es que el futuro de un grupo de amigos está condicionado por el desarrollo de esa amistad y las circunstancias de la vida, mientras que el futuro de una comunidad que se reúne para buscar a Dios, tendrá siempre nuevas metas para dicha búsqueda.

En la comunidad hay que apelar a la experiencia de Dios y que sea él quien nos convoque. Todo lo demás es voluntarismo y compromiso que tiende a quemar a la gente cuando las motivaciones no están claras o no son compartidas por todos.

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