Antes de dar a alguien una responsabilidad, deberíamos darle una formación para saber cómo asumir esa tarea. Sin embargo, observamos que no estamos formando a los acompañantes, ni catequistas, ni asesores, pero, ante la necesidad de poner en marcha grupos, cerramos los ojos a las carencias y ponemos al frente de los grupos a gente muy generosa y poco preparada, provocando un daño mayor.
Chaminade lo tenía muy claro, había que preparar jóvenes que puedan influir y cambiar el rumbo de las cosas. Recojo distintos fragmentos de Ignacio Otaño donde trata el tema:
En lugar de perderse en estériles lamentos, hay que ir preparando jóvenes que puedan influir en la futura nueva sociedad que está ya naciendo. Del grupo de jóvenes que, con visión de futuro, está recibiendo y formando, saldrá una generación de sacerdotes, religiosos y religiosas, fundadores y fundadoras, laicos y laicas comprometidos en una verdadera misión. Como dice un autorizado historiador de la diócesis de Burdeos, refiriéndose a este grupo que se reunía en torno al P. Chaminade en esta época, «por el celo de estos jóvenes y de estas jóvenes se preparaba la Iglesia de Burdeos de los años 1800» […] «una gran cantidad de almas selectas le confiaba gustosamente sus más profundas aspiraciones; fue probablemente entonces cuando, previendo días más tranquilos, empezó a proyectar esta Congregación de María Inmaculada que tan vivo resplandor difundiría más tarde en toda la ciudad» (Pág. 19)
«Su intención era la de esconderse para poder continuar contra viento y marea al servicio de las almas; y veremos que toda una élite estrechaba su relación con él, élite en la que él ponía grandes esperanzas para la renovación cristiana de Francia. (Pág. 21)
Cuando Chaminade volvió a Francia en el año 1800, su programa, madurado en Zaragoza, se resumía en dos puntos: Formar apóstoles para lanzarlos a la conquista de la nueva sociedad. Poner su apostolado bajo los auspicios de la Virgen Inmaculada. (Pág. 29)
De 1800 pasamos a 2023, concretamente al estudio que hacen de 200 parroquias para analizar realidades de éxito hasta elaborar las “57 buenas prácticas en parroquias”. En este caso recojo lo que se refiere a invertir recursos materiales y personales en formación que nos pueden dar algo de luz.
- 7.b La parroquia asigna recursos económicos para el desarrollo de su nuevo modelo pastoral, especialmente en su dimensión evangelizadora.
- 21. Para llevar a cabo los métodos/acciones/eventos de primer anuncio, hay un equipo de laicos y/o religiosos que junto al párroco se forman en ello y se encargan de su organización. (BP. Métodos para el primer anuncio)
- 25. Está contemplada una asignación de recursos (de personas, económicos y de tiempo y espacios) para la realización de métodos y eventos de primer anuncio.
- 28. Está contemplada una asignación de recursos (personas, económicos y de tiempo y espacios) a los procesos de discipulado.
La formación no siempre es teológica. Cuando alguien no sabe leer y escribir, decimos que es analfabeto y que tiene una limitación de comunicación muy grande en nuestro mundo. Los medios de comunicación no han dejado de enriquecerse y aumentar año tras año y, sin embargo, hay demasiada gente que ha decidido detener su formación y asumir como malo todo aquello que no aprendió de niño. Esto nos lleva a perder el abanico de posibilidades que nos abren hoy las redes sociales que, en ocasiones no son una alternativa, sino la única vía para acompañar a los jóvenes que demandan relación y estabilidad psicológica y lo hacen por otros medios en los que no estamos formados.
Siguiendo con el ya citado documento de “57 buenas prácticas en parroquias”, podemos ver ahora lo que se refiere a la formación y acompañamiento de acompañantes y líderes:
- 15. Laicos, sacerdotes y/o religiosos se forman y preparan para la conversión pastoral, y asumen, con corresponsabilidad, acciones pastorales y ministeriales (según las necesidades de la parroquia) desde el discernimiento comunitario.
- 29. La parroquia, conforme a su identidad y cultura, engendra y capacita discípulos misioneros: conforman su vida según el Evangelio y el Espíritu Santo (discernimiento), escuchan la Palabra de Dios y la proclaman, tienen una vida activa de oración y sacramental, participan en la vida comunitaria desde la acogida y el acompañamiento mutuo, evangelizan en su entorno cotidiano y atraen a otros, siempre en continuo perfeccionamiento de sus competencias para la misión.
- 32. La parroquia establece formación específica para los distintos servicios, ministerios o liderazgos que van surgiendo.
- 36. El párroco acompaña el crecimiento en la fe de estos grupos pequeños o células, reuniéndose habitualmente con los líderes o animadores de cada grupo/célula.
- 54. La parroquia tiene un plan de formación para sus líderes laicos sobre competencias en la gestión de personas y liderazgo.
- 55. El párroco asume que una de sus tareas esenciales es cuidar, acompañar y capacitar a los líderes laicos.

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