Desde hace algunos años vamos viendo como nuestros jóvenes se dejan tocar por las iniciativas de grupos como Hakuna y por los retiros Effetá. Ambas realidades nos pueden estar allanando el camino. Desde luego, podemos decir que, gracias a estos movimientos, la fe de nuestros monitores y de nuestros jóvenes en general, crece más que gracias a nuestras propias iniciativas y esto no debemos verlo como una amenaza sino como una gracia del Espíritu que actúa a través de la Iglesia y sus distintos carismas.
En este sentido, no debemos reinventar lo que ya existe para competir. Más bien, debemos apoyar estas iniciativas como actividades de impacto para transformar a nuestros jóvenes y acompañarlos, desde nuestro carisma, antes y después de dicha experiencia en procesos posteriores, para que, si así lo desean, consoliden su fe en nuestras comunidades.

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