Las actividades de impacto son momentos especiales de primer anuncio y esto es algo que todo el mundo puede hacer, no hace falta formación, hace falta valor y experiencia de Dios. En este sentido, el testimonio de un joven a otro joven es lo más potente.

Por eso hay que animar a los jóvenes a ser testigos. El testimonio de los iguales transforma y empodera mientras que las charlas de gurús o santos, invalidan y rompen la autoestima por interpretarse como lejanos a mi realidad o inalcanzables.

Así nos habla Ignacio Otaño de cómo concebía Chaminade este modelo de educación entre iguales y referentes bien preparados.

«Lo que un joven dice a su amigo a menudo queda más grabado en su corazón que las exhortaciones más apremiantes de los predicadores; un buen consejo, una conversación religiosa, una advertencia hecha oportuna y familiarmente, fortalecen a veces la virtud vacilante de un joven».(Pág. 50) El P. Chaminade quería el apostolado del compañero con el compañero, del igual con el igual. (Pág. 58) «No cabe duda de que la mayor parte de los dirigentes y de las dirigentes de la congregación pertenecían a una élite organizada, cuya existencia ignoraba la masa de congregantes, y que Chaminade había concebido su fórmula masa-élite desde su vuelta de España». (Pág. 58)

Para lograr la participación de los jóvenes con hondura y calidad, puede ser oportuno ofrecer modelos repetibles tipo franquicia. Esto empodera a los laicos para que propaguen el Evangelio. Por contra, el modelo libre centrado en religiosos creativos, hace que la evangelización esté sólo en manos de unos pocos líderes carismáticos. En este sentido, los movimientos de renovación carismática, con sus retiros cerrados llevados por laicos, son un buen ejemplo de empoderamiento del laico y de multiplicación de cristianos: Cursillos de cristiandad, Retiros Emaús, Effetá, Cursos Alpha, etc.

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