El muro que se levanta entre generaciones es mayor cuanto mayor es la distancia entre ellas. No obstante, se puede dar el diálogo intergeneracional si hacemos una opción clara por derribar las barreras para aprovechar la riqueza de ambas partes.
Las barreras son de muchos tipos: culturales, ideológicas, morales, de lenguaje, incluso, a veces, físicas por la pérdida de la audición o cognitivas por una disminución de agilidad mental, o por falta de atención o capacidad de concentración tanto en una parte como en la otra. Por tanto, todas estas barreras habrá que trabajarlas si queremos lograr la comunicación significativa.
Ser referentes válidos implica apreciar lo contemporáneo y descubrir su belleza, aunque nos resulte desconocido. Los rituales compartidos como poner la mesa, fregar, o compartir proyectos, rompen barreras y forman comunidades significativas, según José Cristo Rey García Paredes. Esto es esencial para conectar con los jóvenes y encender su llama. Ver contenido
Derribemos barreras y transmitamos unidad. La división entre sacerdotes afecta a los fieles. Recomponer la unidad es urgente para la Iglesia de Francia. Chaminade lo vio claro al regresar y encontrar divisiones. Debemos hablar de comunidad sin barreras. Ver contenido
Es crucial cuidar la terminología en la construcción de la comunidad de fe para evitar confusiones y orientar adecuadamente. Por ejemplo, es preferible hablar de «Proyecto misionero» en lugar de «proyecto pastoral» para integrar la acción del colegio. En los encuentros como la Eucaristía, la atracción para los jóvenes radica en cantos significativos y homilías… Ver contenido
Para atraer a los jóvenes, ofrecer actividades claras y contrastables es clave. La comunicación debe ser sintética y directa, capturando su interés en segundos. Adaptarse al presente implica dominar redes sociales y plataformas como Hakuna, que se mueve sin barreras en el contexto juvenil. Ver contenido
La realidad de los jóvenes ha cambiado en las últimas décadas, por lo que no podemos esperar que se integren en las comunidades de la misma manera. Es crucial adaptar el lenguaje y las formas de comunicación para conectar con ellos. Iniciativas como Ac2ality ofrecen noticias con un enfoque fresco y accesible. La resistencia al… Ver contenido
Para integrar a los jóvenes en la comunidad, es crucial derribar barreras y ganar su confianza como acompañantes. Algunos jóvenes prefieren no ser acompañados por personas mayores, a quienes perciben con estereotipos culturales. Es vital superar este distanciamiento y ofrecer un acompañamiento sin prejuicios, como hacía Chaminade con los primeros religiosos. Ver contenido
Al organizar actividades como ejercicios espirituales para jóvenes, es crucial considerar sus necesidades de descanso y distracción. Programar tiempos de descanso con actividades lúdicas dirigidas ayuda a mantener la dinámica y evitar conflictos por falta de claridad en los tiempos libres. Ver contenido
Para ser estos referentes válidos que saben gustar del tiempo presente junto a los jóvenes, José Cristo Rey García Paredes nos dice a los religiosos, pero vale para todos, que “tenemos que estar atentos y abiertos a descubrir la belleza de lo contemporáneo aunque no lo entendamos y prefiramos lo antiguo” porque “nuestra alma se acostumbra y dejamos de ver lo bello… sólo recordamos el pasado”. “La belleza sorprende y seduce, no es previsible” Lo que un día nos sedujo y guardamos en nuestro corazón, como mucho nos servirá a nosotros mismos para mantener nuestra llama, pero no para encender la de otros.
Otra barrera que se acusa mucho en las comunidades religiosas y que también es extrapolable de alguna manera, es la ausencia de rituales compartidos. Aquellas cosas triviales que hacemos juntos pero que nos convierten en comunidad: no sólo rezar y comer, que a veces tampoco hacemos juntos sino, poner la mesa, fregar, hacer la comida, limpiar, compartir tiempo de descanso, compartir proyectos… todo esto rompe barreras, acerca personas y forma comunidades significativas que se convierten en modelo y testimonio para los jóvenes.
Ser referentes válidos implica apreciar lo contemporáneo y descubrir su belleza, aunque nos resulte desconocido. Los rituales compartidos como poner la mesa, fregar, o compartir proyectos, rompen barreras y forman comunidades significativas, según José Cristo Rey García Paredes. Esto es esencial para conectar con los jóvenes y encender su llama.
Como decíamos antes, las barreras muchas veces las levantamos los mayores por vivencias del pasado, roces, heridas, recelos, envidias… Las barreras que nos ponemos entre nosotros también afectan a los jóvenes, por eso, también debemos derribarlas y transmitir unidad, sobre todo si les vamos a hablar de comunidad y de Familia Marianista. Chaminade lo vio claro al volver a Francia y encontrarse con que la división entre sacerdotes que en su día juraron o no la Constitución Civil del Clero y que en el exilio habían trabajado por libre, ahora se convertía en una forma de alejar a los fieles y que “una tarea urgente para la Iglesia de Francia, y particularmente en su clero, es recomponer la unidad”.
Derribemos barreras y transmitamos unidad. La división entre sacerdotes afecta a los fieles. Recomponer la unidad es urgente para la Iglesia de Francia. Chaminade lo vio claro al regresar y encontrar divisiones. Debemos hablar de comunidad sin barreras.
A veces las barreras no son entre generaciones sino entre grupos que trabajan con los jóvenes. A la hora de construir adecuadamente la comunidad Madeleine o comunidad de fe, hemos de cuidar la terminología que empleamos para no herir sensibilidades, pero, sobre todo, para no orientar mal las cosas. Por ejemplo, si hablamos de “proyecto pastoral de la comunidad de fe” probablemente estaremos proyectando sobre la comunidad de fe el proyecto pastoral del colegio, como si el colegio fuera el único ámbito de acción. En este ejemplo es mejor hablar de “Proyecto misionero de la comunidad de fe” al que el colegio aporta su “proyecto pastoral” de forma integrada y armonizada como una parte más dejando claro que la comunidad de fe no es una extensión del colegio.
Si nos fijamos en los encuentros que se pueden dar en la comunidad de fe, especialmente la Eucaristía, vemos que el atractivo de dichos encuentros, como mucho es para los mayores, aunque a veces ni a nosotros nos atraen. Vivimos en una sobreabundancia de propuestas y la forma natural de discriminar es dirigirse a aquella que más me atrae. Esto ya pasaba con los primeros congregantes y Chaminade instaba a que la asamblea fuera “atractiva, no aburrida” “en competencia con los teatros, bailes y espectáculos públicos, que empiezan a la misma hora”.
Hablando con los jóvenes, detectamos dos elementos clave que también lo son para los que no somos tan jóvenes: El uso de cantos significativos y las homilías claras y sintéticas. Es bien sabido que una canción nos gusta, no sólo por su calidad o su interpretación, sino por los sentimientos que mueve en nosotros al conectar con momentos importantes de nuestra vida, por eso, es importante usar canciones “que se sepan” que les hayan acompañado en momentos importantes que hayan disfrutado, aunque a nosotros nos aburran o nos digan menos. En cuanto a las homilías, es evidente que han de conectar con la persona que las recibe porque esa es su función: acercar la Palabra a los fieles. En cambio, si la hace más lejana, difusa y no entusiasma, traiciona su fin y se convierte en barrera para jóvenes y mayores. Por lo general, si se adapta a los jóvenes, los mayores también serán capaces de seguirla.
Es crucial cuidar la terminología en la construcción de la comunidad de fe para evitar confusiones y orientar adecuadamente. Por ejemplo, es preferible hablar de «Proyecto misionero» en lugar de «proyecto pastoral» para integrar la acción del colegio. En los encuentros como la Eucaristía, la atracción para los jóvenes radica en cantos significativos y homilías…
Los jóvenes reaccionan bien a estímulos de lo personal, el yo, el bienestar, lo que se puede contrastar para tomar decisiones rápidas sin pensar mucho. Por eso, a la hora de ofrecerles actividades especiales, hay que presentar decisiones sencillas sin términos medios y que puedan comparar con otras para decidir por contraste.
Lo que les comunicamos también ha de ser claro y sintético igual que pedíamos en las homilías. Según estudios de marketing digital “En los 3 primeros segundos de un vídeo se define si la persona está interesada o no”. Un joven no atiende a discursos interminables, hemos de captar su atención y en ese momento comunicar el mensaje.
Además, en nuestra oferta y contenidos, debemos adaptarnos al presente, utilizar los nuevos canales de comunicación, dominar las redes sociales y las plataformas que emplean. Es lo que pasa ahora mismo con Hakuna que se mueve sin barreras en el contexto de los jóvenes.
Para atraer a los jóvenes, ofrecer actividades claras y contrastables es clave. La comunicación debe ser sintética y directa, capturando su interés en segundos. Adaptarse al presente implica dominar redes sociales y plataformas como Hakuna, que se mueve sin barreras en el contexto juvenil.
La realidad sociocultural de los jóvenes es muy distinta a como era hace 30 o 40 años cuando se formaron las Comunidades Laicas Marianistas en distintas ciudades de España, así que no podemos esperar que las cosas sigan haciéndose igual cuando nos planteamos la incorporación de jóvenes a fraternidades o CEMI.
Damos por hecho que los jóvenes conocen y entienden las mismas palabras y conceptos que nosotros, pero no es así. Si mantienes una conversación con un grupo de jóvenes, verás que usas expresiones cuyo significado no comprenden ellos, y viceversa. Bajo esta reflexión, un grupo de chicas decidió poner en marcha la iniciativa Ac2ality que en 1 minuto te ofrece una noticia de actualidad contada con un lenguaje verbal y audiovisual muy diferente, evitando o explicando conceptos que en otros medios se dan por sabidos.
Por otra parte, en palabras de Florentino Pérez: “El fútbol, que es el único deporte global que existe en el mundo, va perdiendo interés cada día, sobre todo entre los más jóvenes y si no hacemos algo, tendrá un mal futuro” Hace tiempo que pasó esto con la Iglesia y seguimos sin plantearnos un cambio radical en las formas, pero van surgiendo otras iniciativas entre jóvenes que tienen más éxito porque pueden participar.
Si no aceptamos un cambio en las reglas del juego, los jóvenes no querrán jugar con nosotros. Un ejemplo reciente de esto lo estamos viviendo con la irrupción de la Kings League como alternativa para los jóvenes a la liga “de toda la vida”. Los jóvenes rechazan el inmovilismo que convierte a los medios en fines. Al final, lo que produce esta barrera es la indiferencia del jóven hacia las cosas del mayor y la consiguiente desconexión entre generaciones.
Con todo esto, deberíamos plantearnos que el proceso de creación de la comunidad ha de ser diferente, con otras condiciones, con otras reglas del juego, con otro lenguaje, y que ha de venir de los propios jóvenes que se sientan más vinculados a la Familia Marianista.
La realidad de los jóvenes ha cambiado en las últimas décadas, por lo que no podemos esperar que se integren en las comunidades de la misma manera. Es crucial adaptar el lenguaje y las formas de comunicación para conectar con ellos. Iniciativas como Ac2ality ofrecen noticias con un enfoque fresco y accesible. La resistencia al…
Poco a poco la pequeña comunidad ha de ir dando pasos derribando las barreras que les separan de los acompañantes mayores y de las otras comunidades que se integran en la gran comunidad.
Un fenómeno “curioso” es que muchos de nuestros jóvenes se prestan a acompañar a chicos y chicas de los grupos de fe, pero a su vez, ellos no se dejan acompañar por gente mayor. No se sienten cómodos, o no creen necesitar este apoyo y prefieren quedarse en los iguales como únicos referentes. Como acompañantes, no debemos hacernos “como uno más” entre los jóvenes sino lograr que nos reconozcan como “de su estilo”. Han de ser ellos los que nos autoricen, hemos de ganar la confianza para ser sus acompañantes. En algunos casos, además, no se sienten cómodos hablando de ciertos temas con religiosos o con gente mayor a quienes les atribuyen estereotipos culturales o formas de pensar predeterminadas que les hacen sentirse juzgados o incomprendidos. Este halo de perfección, clericalismo o ideologías se vuelve una barrera en el acompañamiento a una comunidad que inicia su recorrido.
Esto contrasta con lo que nos cuenta Ignacio Otaño de los orígenes de la Compañía de María y de cómo Chaminade acompañaba a esos primeros religiosos: “Unidos entre ellos por la amistad desde hacía tiempo, tenían una confianza ilimitada de unos con otros y con el P. Chaminade. […] Ni rigoristas ni exclusivos, ni aferrados a los usos y costumbres antiguos y accesorios, desprendidos de todo prejuicio y de toda influencia de partido, los nuevos religiosos iban sencillamente a Dios. […] No tomaron ningún hábito. Se acordó también evitar todo lo que de alguna manera podría llamar la atención. Se evitó la denominación de Padre, Hermano, Superior…Se llamaban ‘señor…’ (Don…). Por lo demás, esa ausencia de formas monacales era una de las razones de ser de la Compañía de María.” Es lo que se recoge también en la frase clásica de “Estar en el mundo sin ser del mundo”.
Sin embargo, ahora no estamos en esta posición. Hace 30 años, cuando los religiosos empezaban a dar clase, o a dirigir internados, se llevaban muy pocos años con los jóvenes, para bien o para mal. Ahora no hay ningún religioso, ni los mal llamados jóvenes, que se lleve menos de 30 o 40 años con los jóvenes. Sin embargo, estamos igualmente llamados a ganarnos la confianza y el respeto para que vean en nosotros unos compañeros de camino que no sólo no necesitan ser cercanos en edad, sino que además, por no serlo, tienen más que aportarles.
Para integrar a los jóvenes en la comunidad, es crucial derribar barreras y ganar su confianza como acompañantes. Algunos jóvenes prefieren no ser acompañados por personas mayores, a quienes perciben con estereotipos culturales. Es vital superar este distanciamiento y ofrecer un acompañamiento sin prejuicios, como hacía Chaminade con los primeros religiosos.
Debemos tener en cuenta que nuestro nivel de concentración en una actividad o nuestra necesidad de descanso o distensión, no es la misma que la de los jóvenes, ni la que teníamos a su edad se parece a la que tienen ahora. Por tanto, a la hora de plantear una actividad, por ejemplo unos ejercicios espirituales, será bueno programar bien los tiempos de descanso, no como tiempos libres si no con una actividad lúdica bien orientada para que obtengan el descanso que necesitan sin romper la dinámica. Si nos limitamos a dejar tiempos libres sin una oferta clara pero con una serie de prohibiciones, su tendencia será a salirse de la dinámica y volveremos al enfrentamiento de intereses.
Al organizar actividades como ejercicios espirituales para jóvenes, es crucial considerar sus necesidades de descanso y distracción. Programar tiempos de descanso con actividades lúdicas dirigidas ayuda a mantener la dinámica y evitar conflictos por falta de claridad en los tiempos libres.
* Los resúmenes de cada entrada son orientativos. Están generados con IA a partir del contenido completo de la misma, por lo que podrían contener incongruencias.
** Las entradas está ordenadas por importancia y esta se refiere al número de veces que se repite una misma idea a lo largo del estudio.