Crecimiento

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El joven es una persona en continua formación, por eso, aunque debemos tratarlos como adultos, no debemos olvidar que han de seguir creciendo. De la misma manera, nadie termina de crecer, salvo por decisión propia, por la acción del ego que me dice que ya no me queda nada por aprender y que, a mi edad, ya no hay nada que pueda o deba cambiar en mí.

  • Crecimiento – VR [3]

    Crecimiento – VR [3]

    Es vital educar la sensibilidad para conectar con el prójimo y transformar la sociedad, una habilidad ausente en nuestros itinerarios formativos. Además, aprender a expresar el dolor es fundamental, ya que tendemos a evitarlo. Jesús mostraba sus emociones, y debemos reeducar nuestro mundo afectivo para relacionarnos plenamente con los demás. Ver contenido

  • Crecimiento – Iniciación [2]

    Crecimiento – Iniciación [2]

    Es esencial priorizar la formación sobre los actos de piedad, como Chaminade propuso en su tiempo. Hoy, hay una carencia formativa y de conocimiento religioso básico, así como de autoconocimiento, especialmente entre los jóvenes. Abordar esto en la etapa de iniciación fortalecería la salud mental y crearía comunidades más sólidas, proporcionando un entorno seguro para… Ver contenido

  • Crecimiento – Impacto [1]

    Crecimiento – Impacto [1]

    Es crucial abordar el crecimiento personal entre los jóvenes, ofreciendo contextos y modelos positivos para explorar su personalidad, entender su pasado y reflexionar sobre su historia. Las actividades de impacto son oportunidades valiosas para facilitar estos procesos de maduración, y se pueden diseñar itinerarios que incluyan actividades especiales en momentos vitales clave para fomentar el… Ver contenido

  • La educación de la sensibilidad en el contacto con el mundo y por tanto con el prójimo es importante para transformar la sociedad y adquirir la mirada de Dios y sin embargo no está o ha estado en nuestros itinerarios formativos.

    Así mismo, habría que enseñar a mostrar y vivir el dolor, pues muchas veces nos mostramos como pueblo indolente. Antiguamente el arte del duelo era una habilidad que tenía que aprenderse, no se daba por hecho que la gente fuera capaz de expresar las emociones y sentir. Por eso, aprender a darle forma al lamento en el momento concreto en que hace falta y gestionar el dolor como forma de emplear las emociones para avanzar, resulta muy necesario también hoy, pues hemos sepultado el tema del dolor y el sufrimiento.

    Jesús vivía las cosas sin ocultar las emociones y los vínculos que esto genera. Por eso, debemos reeducar todo el mundo afectivo en aquellos casos en los que es un impedimento para relacionarnos abierta y profundamente con los demás. La persona evitativa tiene miedo a los afectos y el ansioso duda de ellos. Crear vínculos es crear una afectividad estable.

  • En tiempo de los primeros congregantes, las agrupaciones cristianas se juntaban para llevar a cabo actos de piedad, sin embargo, Chaminade ve importante priorizar la formación. En la actualidad, aunque el déficit de oración es muy grande y no hay que descuidarlo, vemos también una carencia formativa básica en tema religioso y en el conocimiento de uno mismo  que se podría abordar en la etapa de iniciación.

    “Respecto a las antiguas congregaciones, aunque se dé importancia a los actos de piedad, un rasgo diferenciador es la sustitución de algunas de esas prácticas por la Instrucción”. (p50)

    Siguiendo con el tema del crecimiento personal, vemos que la salud mental está muy deteriorada, especialmente entre los jóvenes. Este problema se refuerza con el individualismo, mientras que el apoyo de una comunidad sana en la que vivir un entorno seguro, es el contexto ideal para sanar al herido. Cuidar estos temas en la iniciación, no sólo fortalecerá los lazos de la comunidad, sino que, además, sería una aportación muy valiosa a los jóvenes que asisten cada vez más a terapia psicológica, individual o grupal.

  • Una carencia importante que detectamos en los jóvenes es la necesidad de trabajar el crecimiento personal. Necesitan contextos y buenos referentes para trabajar su personalidad, conocerse, abordar su pasado y leer su historia personal. Las actividades de impacto son una buena oportunidad para dar estos saltos madurativos que suelen tener una buena acogida. 

    En este sentido, se pueden diseñar itinerarios que ofrezcan actividades especiales en los momentos vitales clave y que aborden ese crecimiento y cambio de etapa.

Guía de estilo Marianista