Preparación

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La Providencia no suple nuestra dejadez, superficialidad o la falta de tiempo. Asistir a María en la misión de traer a Jesús al mundo no es algo que se pueda improvisar y menos en nuestro tiempo. Hay que proyectar y preparar bien las cosas dándoles la importancia que tienen. Y, desde ahí, trabajará mejor la Providencia.

  • Preparación – Impacto [6]

    Preparación – Impacto [6]

    Preparar actividades para jóvenes requiere adaptarse a su realidad cambiante sin perder la profundidad espiritual. La participación activa de los jóvenes en la planificación fortalece su compromiso. Modelos como Nightfever demuestran la efectividad de una preparación meticulosa y una ejecución consistente, evitando la improvisación. La evangelización requiere pasión y preparación equilibradas. Ver contenido

  • Preparación – Madeleine [2]

    Preparación – Madeleine [2]

    Constituir una comunidad de fe como Madeleine requiere una preparación cuidadosa y sin atajos. Es esencial adaptarse al contexto actual y dialogar con la realidad local y la Familia Marianista. La claridad en el proceso permite identificar el progreso y facilita el crecimiento conjunto con otras comunidades. Ver contenido

  • Preparación – Familia [2]

    Preparación – Familia [2]

    La preparación meticulosa de actividades, como los retiros Emaús o Effetá, actúa como un volante de inercia, multiplicando el impacto sin añadir esfuerzos adicionales. Inspirados por Chaminade, buscamos medios efectivos para nuestra misión. Es crucial movilizar a los mayores en una dirección que potencie su experiencia y energía hacia la transformación de los jóvenes. Ver contenido

  • Preparación – Escolar [1]

    Preparación – Escolar [1]

    La importancia de la preparación y la estructura en las actividades se ve eclipsada por la inmediatez. Es crucial planificar con detalle, tener objetivos claros y contenidos bien preparados. Sacrificar algunas propuestas anuales permite dedicar más tiempo a la preparación, generando resultados de mayor calidad y profundidad. Ver contenido

  • Preparación – VR [1]

    Preparación – VR [1]

    La vida religiosa requiere ritos que reflejen belleza y comunidad. Necesitamos diseñar nuevos rituales que lo logren, pero esto demanda preparación y tiempo. Los laicos jóvenes pueden ser clave en este proceso de creación. Es hora de buscar esa nueva belleza que inspire y trascienda. Ver contenido

  • A la hora de preparar actividades especiales, es bueno tener en cuenta las necesidades de los jóvenes y adaptarnos a su realidad, sin perder la hondura que les lleve al encuentro con Jesús. En este sentido, vemos que los jóvenes demandan mucha novedad, les gusta lo imprevisible, cosas que les mantengan activos y atentos, no pueden sostener la atención en cosas monótonas o repetitivas. Un joven de 17 años puede estar a la vez en varias cosas: viendo un partido en la tele, mientras sigue otro de la King’s League en twitch y comenta cosas con los amigos por Whatsapp a la vez que mira instagram.

    Ante esto, podemos controlar la atención de los jóvenes ocupando su cabeza con tareas secundarias de menor calado y que también deberemos llevar preparadas para que no se las busquen ellos porque las hemos dejado de la mano de la Providencia o directamente no hemos pensado que serían necesarias.

    Dentro de la preparación de una actividad, ya hemos comentado en otros puntos la importancia de que participen los propios jóvenes en función de su recorrido y en las tareas y decisiones que sea oportuno. Esto hace que se vinculen más al proyecto. 

    Este tipo de vínculo y participación, lo podemos ver, por ejemplo, en los retiros Emaús, en los que, aquellos que han vivido la experiencia, son llamados a convertirse en acompañantes de los nuevos caminantes. Esta preparación delegada en los laicos que han vivido una experiencia es muy cuidada e intensa y requiere un grado de claridad y radicalidad muy fuerte en los conceptos básicos y en los objetivos para que la experiencia no degenere en función del criterio de quien la prepara.

    En esta línea de evitar que el contenido y el resultado dependa demasiado de la persona, y sus talentos y carisma, es bueno contar con un manual detallado y bien preparado de la actividad, no sólo de contenidos, sino también de formas, adoptando un modelo tipo “franquicia”.

    No sólo hay que preparar bien los materiales y contenidos, sino que la preparación de los acompañantes, como vemos en otros modelos, también es crucial.

    Para reflejar esto, veamos el caso de Nightfever. Entrando en su web nos dice que “es una iniciativa de jóvenes cristianos. Queremos difundir la alegría que experimentamos nosotros mismos e invitar a los transeúntes a dejarse tocar por el amor y la misericordia de Dios. Nightfever es preparada y llevada a cabo por aprendices, estudiantes y jóvenes adultos de diferentes grupos y comunidades. Todos contribuyen con sus habilidades, talentos y posibilidades. Así celebramos la unidad en la diversidad.”

    Pues bien, esta iniciativa que se va reproduciendo en distintos países y ciudades, supone un trabajo de preparación de 6 meses con los acompañantes para ponerla en marcha correctamente, pero el producto final es siempre el mismo: una oración por la noche. Por eso, lo que hay que preparar no es la actividad, sino a las personas para que la acompañen correctamente.

    Sin embargo, en nuestras iniciativas, demasiadas veces trabajamos mal los proyectos, damos sensación de improvisación y desconocimiento de lo que estamos haciendo y eso genera inseguridad y rechazo en jóvenes y mayores. 

    Una vez más, no hay que confundir el impulso y la frescura del Espíritu, con la improvisación irresponsable. Debemos equilibrar pasión y preparación para ir, como dice Fran Ramírez, responsable de jóvenes de los encuentros cuatro40 de Acción Católica, “a lo loco porque el amor de Cristo nos apremia. Pero sin ir a lo loco porque las cosas importantes se preparan y no se improvisan”. La Evangelización es algo muy serio que merece una revisión y un plan.

  • La constitución de un lugar Madeleine o comunidad de fe es compleja porque es algo que nadie hemos conocido y que es distinto a lo que hemos hecho hasta ahora. Además, no basta con tratar de reproducir literalmente lo que ocurrió en 1800 pues las circunstancias y el contexto son diferentes. Por eso, es importante no dar nada por supuesto y hacer una buena preparación del proceso y sus fases en diálogo con la realidad local y con el resto de la Familia Marianista. 

    Es fundamental no tomar atajos y no llamar comunidad de fe o Madeleine a lo que no es, de lo contrario, no podremos llegar a lo que sí es. Por eso es importante cuidar mucho la preparación y dedicarle el tiempo necesario a los procesos.

    Si el proceso es claro y visible, ayudará a identificar correctamente el punto en el que se encuentra la comunidad y cuál es su siguiente objetivo de crecimiento. Esta claridad y visibilización ayuda también a poder entrar en diálogo con los lugares Madeleine de otras ciudades para crecer juntos, cada uno desde el punto en el que se encuentre, hasta poder hablar de comunidad de fe consolidada.

  • En mecánica, el volante de inercia sirve, simplificando mucho, para aumentar el rendimiento en el almacenamiento de la energía, aprovechando la energía cinética. Es decir: conseguir que la energía o esfuerzo aportado, se multiplique y prolongue en el tiempo lo más posible, haciendo que no haya que añadir mucha más fuerza, para mantener o elevar considerablemente el rendimiento. 

    Es lo que pasa con los retiros Emaús o Effetá, tienen una serie de claves fundamentales como fuerza inicial y las mantienen y amplifican, sin añadir mucha más fuerza, consiguiendo un efecto multiplicador muy grande en la propagación de la fe. También nosotros podemos poner nuestras mejores claves a funcionar de esta manera.

    Así, la preparación de las cosas, encontrando los procesos adecuados que funcionen como en el ejemplo del volante de inercia, nos ayudaría a maximizar los resultados sin sobreesfuerzos, no sólo en actividades de impacto, sino en cada cosa que hagamos. Además, esto es lo propio de nuestro carisma si miramos cómo Chaminade buscaba, en todo momento, los medios que más favorecieran a la misión de transformar toda Francia. 

    Continuando con esto de la inercia, al final, las tradiciones son también como otro volante de inercia, pero ya ineficiente y que sólo nos hace perder energía. Por eso, nos interesaría encontrar una estrategia que movilice a los mayores en la dirección que potencie toda la fuerza y el Espíritu que aún pueden aportar para transformar a los jóvenes.

  • La inmediatez hace que demos más importancia a la ejecución de muchas actividades y poca o ninguna a su preparación de manera que hacemos muchas cosas pero no siempre podemos decir que las hagamos bien. 

    Hace falta estructura y planificación, un programa que seguir, unos contenidos, un objetivo y que todo eso esté bien preparado y bien acabado. Todos sabemos distinguir cuando las cosas están bien hechas y los resultados siempre son mejores si hemos dedicado más tiempo a la preparación.

    Pero para preparar mejor las cosas, con el tiempo que tenemos, hemos de asumir que tendremos que abandonar muchas de las propuestas que lanzamos año tras año. 

    Por otro lado, si vamos dejando las cosas bien preparadas y documentadas, no será necesario repetir el trabajo año tras año y, el esfuerzo de preparación hecho un año, podrá valer para repetir dicha actividad y poder dedicarnos a preparar otra o a mejorar la primera, logrando un crecimiento mayor en calidad y hondura de lo que hacemos.

  • Mirando a la vida religiosa, también necesitamos una preparación para volver a reflejar la belleza que todos anhelamos. Los ritos crean comunidad y pueden ser expresión de la belleza. Sin embargo, nos hemos cerrado a un rigorismo que elimina toda esa belleza. 

    Debemos diseñar los nuevos ritos que reflejen la belleza, tanto en nuestra liturgia como en nuestra vida diaria y en nuestros espacios. Pero eso requiere también una preparación y un tiempo. De lo contrario, la vida nos llevará a seguir repitiendo los mismos rituales y reglamentos que nos permiten actuar sin pensar, reflejando la fealdad de quien ya no espera nada en la vida. 

    Necesitamos nuevos artistas y otros profesionales que nos ayuden a diseñar esta nueva belleza, dejar que los laicos jóvenes sean ahora quienes nos ayuden y saquen de nosotros mismos. Ya hay algunos grupos que van por esa línea y los demás debemos aprenderla.

Guía de estilo Marianista