Signos

5 elementos disponibles

Cuando una persona mayor comienza una frase con “en mis tiempos…” está dejando claro que se desmarca y desentiende del presente y de sus signos proféticos de los que ya no quiere formar parte. Chaminade, en cambio, nos llama a seguir leyendo en cada época estas líneas de fuerza por donde el Espíritu mueve el mundo para aprovechar sus corrientes.

  • Signos – Familia [6]

    Signos – Familia [6]

    Chaminade nos insta a adaptarnos a los tiempos, manteniendo la fidelidad al objetivo. Aprendamos de su flexibilidad para cambiar los medios sin perder la esencia. La institución debe evolucionar según el presente, sin miedo a renovarse. Así, como la Mujer prometida en la victoria final, avancemos en humildad. Ver contenido

  • Signos – Impacto [3]

    Signos – Impacto [3]

    Los retiros Effetá y la música de Hakuna son populares entre los jóvenes, pero ¿se convierten en meras experiencias emotivas? Los signos de los tiempos nos desafían a profundizar la fe y la comunidad. Además, grupos identitarios radicales ganan terreno entre los jóvenes, mientras la ambigüedad pierde relevancia. Ofrezcamos una identidad concreta y cerrada, dejando… Ver contenido

  • Signos – VR [3]

    Signos – VR [3]

    Los signos del tiempo nos urgen a reformar la vida religiosa. José Cristo Rey García Paredes compara la restauración de Notre Dame con la necesidad de restaurar la fe. La comunidad Madeleine podría ser clave en esta transformación hacia una nueva vida religiosa para los laicos. ¡Pongámonos en ‘modo peregrinación’ y transformemos nuestra fe! Ver contenido

  • Signos – Madeleine [1]

    Signos – Madeleine [1]

    La comunidad Madeleine brinda un espacio seguro para compartir la fe con otros. Sentirse parte de algo más grande valida nuestra respuesta a la llamada. Todos necesitamos pertenecer a una tribu, encontrar referentes y lugares donde sentirnos aceptados para madurar y desarrollar nuestro propio criterio. Ver contenido

  • Signos – Creación [1]

    Signos – Creación [1]

    Hakuna ha sido un ejemplo de estar al acecho de la Providencia, creando tendencia en la música católica. Chaminade, como San Ignacio, nos enseña a usar los medios para la santificación y la salvación de las almas, sin rechazar nada que pueda ser designio de la Providencia. Ver contenido

  • Debemos ser radicalmente fieles a nuestro carisma, y eso implica una escucha activa al mundo, a los signos de los tiempos, para adaptarnos y hablar desde la realidad en la que nos enmarcamos en cada época, como lo hacía Chaminade, aprovechando lo bueno de cada circunstancia sin cambiar el objetivo, pero sí la ruta. Nos lo cuenta así Ignacio Otaño hablando de cómo Chaminade recogía las bondades de la Revolución Francesa en su deseo de obtener la Libertad, Igualdad y Fraternidad:

    «Las ideas y las costumbres de este tiempo, en que todavía se veía la palabra igualdad escrita en todas las paredes, permitían ese acercamiento que, por otra parte, no tenía nada contrario al espíritu del cristianismo. Se inculcaba entre los congregantes el apoyo mutuo, los ricos ayudando a los pobres, los grandes protegiendo a los pequeños. Así el P. Chaminade gozaba viendo en estos fervientes estudiantes una imagen de la Iglesia primitiva…» (Pág. 46)

    Lo que nos impide seguir los signos de los tiempos es el miedo al cambio. Con el paso de los años, convertimos los medios en fines y nos da miedo que un cambio lo eche todo a perder o acelere nuestra extinción. Por eso, debemos hacernos indiferentes a los medios con indiferencia ignaciana y, como decía Ignacio, “No temer ni el morir ni el vivir”. Vivir con ese grado de libertad es el que nos permite recorrer los caminos nuevos que el Espíritu abre frente a nosotros en cada tiempo.

    Chaminade se enfrentó muchas veces a esa necesaria adaptación, siempre fiel al objetivo, dispuesto a modificar los medios tantas veces como fuera necesario. Así lo recoge Ignacio Otaño:

    “Formar apóstoles, ése era su destino; ésa fue desde la vuelta del exilio su preocupación dominante. Y su objetivo inmediato – como el de otros, que Simler nombra, en toda Francia – era la juventud. Desde el principio, circunstancias inesperadas pondrán a prueba su capacidad de adaptación a situaciones nuevas sin perder su confianza en la continuidad de los planes de Dios, que muchas veces se confirman cuando, para dejarles espacio, se está dispuesto a modificar los propios. La conjunción de las necesidades reales y la vocación de las personas constituye a menudo una llamada a trastocar, parcial o totalmente, lo que se tenía proyectado. Se debe una esencial fidelidad dinámica a la inspiración primera, constantemente modelada por los acontecimientos o, en lenguaje conciliar, signos de los tiempos” (Pág. 33)

    Y más adelante encontramos otra cita en la misma línea de encontrar una forma nueva de alcanzar el mismo objetivo donde habla de medios y claves concretas que nos pueden resonar también hoy:

    «El cristianismo primitivo no hacía ninguna acepción de personas: las primitivas comunidades cristianas se abrían a todos sin consideración de clases; había que conseguir, con un poco de tacto, el mismo resultado en las congregaciones del siglo XIX» […] «Cada uno estaría próximo a sus semejantes sin aislarse del conjunto» […] Según el P. Chaminade, las nuevas congregaciones tienen que diferir necesariamente de las antiguas porque estamos en tiempos nuevos: «¿Qué hombre sensato – dice Chaminade – no ve que las palancas que movían el mundo moral necesitan hoy de otros puntos de apoyo?». En concreto, señala cinco puntos de diferencia: 1º) La unión de los diversos estados de vida, «que nos recuerda la unión de los primeros cristianos». 2º) Las asambleas públicas, en las cuales se procura enseñar la religión de modo interesante, que sea provechoso para los que escuchan y para los que hablan. 3º) El espíritu de celo y de propaganda. «Cada Director es un misionero permanente, cada congregación una misión perpetua». 4º) El sector de los postulantes: «reuniones de adolescentes que se acoge en el momento en que quedarían sin ninguna ayuda, expuestos a todos los peligros del mundo». Resultan provechosas «no sólo para los muchachos sino también para los jóvenes congregantes que los forman» 5º) Las nuevas congregaciones no son sólo asociaciones «en honor de la Santísima Virgen: es una santa milicia que avanza en el nombre de María y que entiende combatir las potencias infernales bajo la guía y por obediencia a Aquella que debe aplastar la cabeza de la serpiente…» (Pág. 36)

    Y esa adaptación no es sólo personal o de los proyectos, también hay que adecuar las instituciones al tiempo y lugar presente como sigue diciendo:

    “Hace falta una Institución nueva adecuada a los tiempos, a los lugares, a las circunstancias; no tiene necesidad de todo lo que existía en las antiguas costumbres de los Institutos antiguos. El Espíritu de Dios no cambia en todo esto; pero manifiesta que su influencia es universal y que podrá llegar a todos los hombres, a pesar de la diversidad de los espíritus y de las costumbres de los diferentes tiempos…» (Pág. 67) Sería difícil, sería inoportuno hacer renacer esas instituciones con las mismas formas que antes de la Revolución. Pero ninguna forma es esencial a la vida religiosa. Se puede ser religioso con una apariencia seglar. Los malos albergarán menos desconfianza; les será más difícil poner obstáculos; el mundo y la Iglesia quedarán edificados. Hagamos pues una asociación religiosa por la emisión de los tres votos de religión, pero sin nombre, sin hábito, sin existencia civil, en la medida que se pueda: ‘Nova bella elegit Dominus’. Y pongamos todo bajo la protección de María Inmaculada, a quien su divino Hijo ha reservado las últimas victorias sobre el infierno: ‘Et ipsa conteret caput tuum?. Seamos, hijo mío, dijo finalmente con un entusiasmo que no le era habitual, seamos en nuestra humildad el talón de la Mujer» (Pág. 69-70)

  • Como sabemos, entre nuestros jóvenes son bastante populares los retiros de impacto, en concreto los retiros Effetá. Y, gracias a eso, cada vez les da menos miedo o pereza participar de algo similar que les podamos ofrecer nosotros. 

    Junto con estos retiros, las adoraciones y la música de Hakuna son indiscutiblemente un fenómeno de moda entre los jóvenes. Esta moda provoca un efecto multiplicador muy grande que ha superado completamente toda experiencia religiosa que pudiera haber entre los jóvenes hace unos pocos años. Esto, también puede llegar a distorsionar la experiencia de fe y vida de comunidad, convirtiéndolo todo en algo meramente emotivo, para sentir cosas removiendo mis miserias y mis afectos con un carisma determinado. 

    En este momento, los signos de los tiempos nos dan la oportunidad de ser la comunidad de referencia donde se da hondura y se comparte lo que se siente al escuchar las canciones o vivir los retiros. Tenemos la oportunidad de convertir en experiencia de Dios, más profunda y duradera, lo que muchos solo viven como una explosión de emociones.

    Siguiendo con los signos de nuestro tiempo, el delegado de juventud de la vicaría VIII de Madrid, Javier Peño, sostiene que se está dando un aumento en los grupos que otorgan identidad a los jóvenes. En un mundo líquido donde el joven, como en toda época, busca definirse y construir su realidad, los grupos que ofrecen una identidad concreta y muy radical, aunque parezca extraño por su orientación, tienen mucho éxito entre los jóvenes.  Mientras que los que nos mantenemos más ambiguos con la pretensión de dar más libertad, resultamos irrelevantes, pues el mundo en sí ya ofrece toda esa falsa libertad de la indefinición. Debemos acompañar al joven en la construcción de su identidad, ofreciendo una propuesta concreta y cerrada de vida cristiana, que no sea para todos a la medida de cada uno, sino sólo para aquellos que se sientan llamados por nuestro carisma, dejando libres de verdad al resto, para que busquen su identidad en otros carismas.

  • Hoy los signos de los tiempos nos piden reformar la vida religiosa y cuando digo hoy me refiero a que hace ya tiempo que se escucha esto en todos los foros. 

    Por su parte, José Cristo Rey García Paredes, ponía el ejemplo de la restauración de Notre Dame tras el incendio, como metáfora de una iglesia destruida que necesita ser recuperada con la implicación de todos y, tal vez, a Chaminade, que quería restaurar la fe en Francia, el ejemplo también le habría valido. Nos decía que “Igual que la sociedad se movilizó para restaurar Notre Dame, debemos tomarnos muy en serio, y movilizarnos para la reforma de la vida religiosa” ¿Acaso tenemos que esperar a algo más para ponernos manos a la obra? ¿Hace falta una mayor decadencia o algún signo más claro?

    Quizá, una oportunidad de transformar la Vida Religiosa Marianista, sea la comunidad Madeleine, si logramos recrear el ambiente de los primeros congregantes. Si lo pensamos, al principio no existían las ramas, estas surgen de la Madeleine. Ahora, sin embargo, debemos peregrinar por el camino inverso para construir dichas comunidades de fe. En ese proceso, tal vez encontremos una nueva manera de ser vida religiosa para los laicos.

    Por tanto, tenemos que ponernos en “modo peregrinación”. Lo propio de una peregrinación es que siempre acaba en algún lugar y tanto la meta como el recorrido son importantes para la transformación. Hoy que los signos de los tiempos nos llaman a hacerlo todo en modo sinodal, podemos ver también que estamos llamados al modo peregrinación, a salir de nuestra tierra y caminar hacia la tierra prometida guiados sólo por la fe.

  • La comunidad Madeleine genera un espacio seguro en el que reconocer mi fe en la de los otros. Y es que es muy importante ver que no eres el único haciendo estas cosas, visibilizar la comunidad, sentirse parte de algo mayor, con más gente como tú, que no eres el friki raro que reza sino que somos muchos más. Eso ayuda a continuar en los momentos difíciles y a validar esa llamada a la que tratas de dar respuesta. No es un problema de falta de personalidad, es que todos necesitamos referentes con los que identificarnos, lugares donde sentirnos aceptados y tendencias a las que seguir para madurar y desarrollar nuestro propio criterio. Necesitamos pertenecer a una tribu.

  • Si nos fijamos en el proceso de creación de Hakuna, desde sus primeras canciones en 2013, hasta 2024 han surgido seis discos, el penúltimo de ellos, Qaos, en septiembre de 2023, unas dos semanas después de su publicación sumaba más de 100.000 oyentes mensuales en Spotify. Dos canciones de este disco: Huracán y Un segundo, han estado en la lista de «Los más virales de España» en la plataforma de audio. En el momento de grabar este vídeo, Huracán sumaba 7.352.661 reproducciones.

    Chaminade nos pide, de alguna manera, estar al acecho de la Providencia, igual que lo estuvo Hakuna en la creación de su movimiento que no ha dudado en transitar un terreno en el que no había otros grupos de Iglesia católica, creando tendencia y siendo ahora el primero de muchos otros. Así nos cuenta Ignacio Otaño la experiencia de Chaminade en la relación con toda clase de medios al estilo de San Ignacio en su Principio y Fundamento:

    No rechazamos nada, excepto el mal y el pecado, en la elección y uso de los medios humanos, que deben servirnos únicamente para conseguir el noble y doble fin de nuestra santificación y de la salvación de las almas […] él se mantenía a la expectativa y al acecho, por decirlo así, de todo lo que pudiera manifestarse como designio de la Providencia. (Pág. 75)

Guía de estilo Marianista