Testimonio

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“Seréis mis testigos” Dice Jesús resucitado a los apóstoles cuando les envía definitivamente a la misión. Podría haberles dicho “seréis mis teólogos” o “seréis los que enseñéis mi doctrina”, pero no. La forma de despertar la fe de una generación en la siguiente es por contagio, revisemos pues qué testimonio estamos dando.

  • Testimonio – VR [9]

    Testimonio – VR [9]

    El llamado marianista es a ser testigos radicales, en la vanguardia de la misión y sedientos de lo absoluto de Dios. CONFER nos desafía a recuperar la belleza, bondad, verdad y unidad en la vida religiosa. La autenticidad del amor comunitario es crucial para ser proféticos. Nuestra comunión refleja la presencia trinitaria de Dios y… Ver contenido

  • Testimonio – Familia [5]

    Testimonio – Familia [5]

    Debemos ser auténticos y genuinos, no fingir ser algo que no somos para agradar a los jóvenes. Ellos buscan realidad y autenticidad. Como Familia Marianista, podemos ofrecerles diálogo, propósito, integridad y fraternidad, sin idealismos. Con el ejemplo de los veteranos y la fraternidad entre nosotros, podemos conquistar corazones y ser verdaderos referentes de fe para… Ver contenido

  • Testimonio – Escolar [1]

    Testimonio – Escolar [1]

    El ejemplo de Jesús al servir como esclavo de sus discípulos nos llama a imitar su actitud de servicio. El testimonio de profesores, padres y exalumnos haciendo voluntariado en los mismos lugares que los jóvenes, ayuda a inculcar la idea de servicio como parte integral de la vida, no solo como una actividad escolar. Esta… Ver contenido

  • Testimonio – Impacto [1]

    Testimonio – Impacto [1]

    El testimonio de los acompañantes en actividades como los retiros de Effetá es crucial para el crecimiento espiritual de los jóvenes. Al compartir sus propias experiencias de fe y haber pasado por situaciones similares, los acompañantes ofrecen un ejemplo cercano y tangible de crecimiento. Es importante seleccionar acompañantes que sean cercanos en edad y reflejen… Ver contenido

  • Testimonio – Iniciación [1]

    Testimonio – Iniciación [1]

    Nuestra tendencia hacia un modelo intelectual nos aleja de la dimensión vivencial y espiritual de la fe. La gente busca testimonios apasionados en primera persona. Si nuestra fe nos apasiona, debemos testimoniarla en nuestro día a día, no solo intelectualmente, para ser un verdadero reflejo de la Iglesia y atraer a otros a vivir su… Ver contenido

  • Recojo aquí la cita que hace Ignacio Otaño de Pablo VI hablando de la misión marianista, para insistir en la importancia del testimonio radical y en la vanguardia de la misión que estamos llamados a dar.

    “En los religiosos, subraya el valor evangelizador tanto de su testimonio, encarnando la Iglesia «sedienta de lo absoluto de Dios» y «deseosa de entregarse al radicalismo de las bienaventuranzas», como de su actividad, a menudo «en la vanguardia de la misión»” (Pág. 4)

    Por otra parte, desde CONFER nos animan a “recuperar el rostro de la verdad, la bondad, la unidad y la belleza en la Vida Religiosa”. Las cuatro se han de dar a la vez y nos lanzan la siguiente pregunta: “¿Tenemos la vida consagrada más bella, más buena y más unida?” Responder a esa pregunta nos dará el camino que lleva a la verdad.

    En esta clave, vemos que hay comunidades a las que les falta la savia del amor, están juntas pero no se aman en realidad, no hay perihoresis. Cuando esto falta la comunidad no es profética. Hemos sido llamados a amar pero, a veces, parecemos llamados a aguantar. Debemos mostrarnos como aquellos que son seducidos por alguien, no como aquellos que son empleados de alguien. 

    Es cierto que a veces tendremos que ser testigos en el trabajo, pero, también ahí, la gente descubrirá algo distinto en nosotros si somos capaces de dar testimonio de que el trabajo lo hacemos como seducidos, no como empleados resignados. Con el gozo con el que trabajaron aquellos jornaleros contratados en la última hora del día y pudieron ofrecer también su esfuerzo para la construcción del reino.

    En contra de lo que a veces parece o se vende en la sociedad, el final del camino nada tiene que ver con la decadencia. El hombre interior se hace cada vez más bello. Como el vino bueno se añeja. La belleza de la vida consagrada adquiere muchos quilates al final, si ha vivido su vocación cada día. De la misma manera, en el matrimonio, la belleza está al final de una vocación vivida cuando los frutos son más visibles.

    En esta línea, es importante ser testigos ejemplares de la manera en que afrontamos el dolor de la cruz. Las personas que viven el máximo dolor y descubren la belleza en Jesús crucificado, nos conmueven. La vivencia de nuestra debilidad y fragilidad por la edad, puede ser un lugar para hablar de la belleza extrema si nos formamos, cuidamos y cultivamos para vivir de esta manera el deterioro fruto de la edad.

    Una fuente fundamental de testimonio es la propia comunidad. Decía San Agustín que “Ves la trinidad si ves el amor” por eso, nuestras relaciones comunitarias son las que muestran o no, la verdadera presencia trinitaria de Dios. Por eso, nuestra prioridad en la vida religiosa, debería ser vivir en comunión, con “un solo corazón y una sola alma”, con todo en común. La Iglesia está llamada a ser icono de la comunión de Dios y nuestro carisma nos empuja especialmente a ello. No podemos creer en un Dios comunión, sin vivir dicha comunión, salvo que sea un creer intelectual. En cambio, si vivimos la comunión, podemos amar al enemigo y reflejar la belleza que hay en ello.

  • Debemos aportar lo que somos y no un personaje que se disfraza de joven guay que cuestiona a la Iglesia. No hace falta fingir, todos conectamos con quienes se ponen delante nuestro con lo que son sin necesidad de descalificar o alabar a otros para gustar.

    Los jóvenes buscan realidad y autenticidad en las personas y las organizaciones. Que haya diálogo, propósito, integridad, consistencia, espontaneidad. Como Familia Marianista podemos aportarles esto a cualquier edad.

    Ignacio Otaño nos cuenta cómo enamorar con el espectáculo de los veteranos de distinta condición y realidad sin idealismos:

    “Abriéndose a todas las sinceridades, la congregación multiplica los cristianos de hecho y quita a los débiles la excusa de un ideal por encima de sus fuerzas… Así, junto a los congregantes veteranos enamorados de su ideal, se encuentran candidatos y candidatas que, a los 18-20 años no han recibido todavía la primera comunión y son preparados por otros congregantes para recibirla. Los padres de familia ofrecen el espectáculo de hombres cuya vida ha sido siempre ejemplar, de fe firme, junto a otros que han vivido mucho tiempo lejos de la religión.” (Pág. 49)

    Y de la misma manera, conquistar con el ejemplo de fraternidad:

    «en Zaragoza los sacerdotes soportan juntos la separación; sus alegrías y sus tristezas, sus recursos o su penuria, todo lo tienen en común: una carta, una noticia llegada de Francia aflige o consuela a todos…; se les ve juntos en los paseos, en las ceremonias religiosas, y esta fraternidad sacerdotal conquista los corazones”. (Pág. 28)

    Dentro de la nube de referentes que tenemos en nuestro mundo, debemos distinguir a aquellos que lo son, porque nos aman, de otros, que sólo buscan ser queridos y alabados o ganar dinero a nuestra costa. En la Familia Marianista tenemos la oportunidad de actuar, precisamente, como familia, por amor gratuito.

    En este ser referentes, conocer el testimonio de fe de otro es también una experiencia de Dios, un encuentro con la trascendencia que nos hace crecer y nos interpela. En la medida en que nosotros, los mayores, tengamos experiencia de Dios, podremos ser referentes.

  • Jesús enseñó a servir haciéndose esclavo de sus discípulos y diciéndoles “lo que he hecho con vosotros hacedlo también vosotros”. Por eso, el testimonio de profesores, padres y alumnos mayores o antiguos alumnos haciendo voluntariado en los mismos sitios donde van los chavales, es muy enriquecedor de cara a que conciban el servicio como una parte de sus vidas y no como una mera actividad durante su etapa en el colegio.

    Donde se da este testimonio, vemos que se afianza una cultura del servicio y la entrega a los demás que multiplica el valor educativo.

  • Para el joven que participa en una actividad de impacto como pueda ser un retiro de Effetá, el testimonio que dan los acompañantes que se ponen a su servicio, transforma y hace crecer, no sólo por su experiencia de fe, sino por el tiempo dedicado y el hecho de haber pasado por lo mismo que tú, unos meses atrás. En este sentido, podemos cuidar la labor de los acompañantes, para que sea gente más cercana en edad y reflejo de un siguiente paso en el crecimiento de la fe.

  • En líneas generales hemos tendido hacia un modelo más intelectual que vivencial o espiritual y eso nos puede alejar de la dimensión de la fe y la acción del Espíritu. Este es un modelo que se está agotando en la actualidad. La gente busca, cada vez más, conocer el testimonio apasionado en primera persona.

    Si de verdad nuestra fe nos mueve y apasiona, tal vez debamos testimoniarlo más explícitamente en nuestro día a día para que no acudan a nosotros para cuestionar intelectualmente a la Iglesia o para hacer exégesis de las escrituras y, a otros carismas, para vivir su fe.

Guía de estilo Marianista