Las actividades de impacto, juegan un papel muy importante a la hora de dotar de sentido el vacío que muchas veces encontramos en nuestros jóvenes. Estas pueden ser experiencias fundantes que les ayuden a encontrar el sentido de sus vidas. 

Dentro de estas actividades, el contacto con otras culturas y realidades en experiencias internacionales, puede ser un lugar para salir de uno mismo y ponerse a tiro de Dios y a la vez, para el joven es algo atrayente. De nosotros depende, una vez más, dotar de sentido la experiencia y no convertirla en un viaje exótico o en turismo solidario. Toda actividad que realicemos ha de ser vivida como experiencia de comunidad desde nuestro carisma.

No podemos quedarnos en generar encuentros o viajes para el Instagram, debemos tener siempre algo que ofrecer. Lo nuestro ha de ser generar lugares de encuentro y necesidad como el “pozo de la samaritana” donde poder conectar con la sed de las personas y ofrecerles el agua viva que aún no conocen. El que no sabe que ha perdido algo, no lo busca, lo mismo quien no conoce el agua viva como la samaritana, por eso necesitamos estas actividades de impacto donde poder conectar con el vacío que cada uno lleva dentro y entonces sí, ofrecer a Jesús.

El ejemplo más claro de esto son los retiros Effetá en los que cada joven participa sólo una vez en la vida. Son sólo un impacto puntual y exclusivo vivido como un regalo. “Lo que los jóvenes necesitan es a Dios en su vida” y saben tocar ese vacío como Jesús tocó el vacío de la samaritana. Lo que no podemos hacer es llevar a los jóvenes de pozo en pozo y no hacernos necesitados de lo que ellos pueden aportar, no ofrecerles nada, no escucharles, no interpelarles, porque para eso ya tienen toda la oferta de la sociedad que es mucho más atractiva y para la que no nos necesitan.

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