En muchas fraternidades se da un fenómeno curioso, sus miembros son buena gente, que siempre ha estado o incluso sigue estando muy comprometida con muchas cosas y están acostumbrados a ser fieles a aquellas cosas con las que se comprometieron poniendo ese compromiso por encima de sus propios intereses, pero que nunca se plantearon seriamente vivir la fe en comunidad o rezar juntos como una necesidad personal y, ahora, la pertenencia a fraternidades se mantiene por fidelidad a un compromiso y no por responder a una llamada que nunca sintieron de vivir la fe en comunidad, pero no importa, porque están acostumbrados a que lo que se espera de ellos es que sean fieles, que no se rindan, que no se vayan de fraternidades y si les aporta algo o no parece más secundario.

Se da incluso la fidelidad al grupo de Whatsapp, casi podríamos hablar de la consagración al grupo de Whatsapp. Y es que hay un número demasiado elevado de fraternos que de hecho han dejado su fraternidad, pero no lo han dicho públicamente a nadie, ni a sí mismos y siguen en el grupo de Whatsapp porque, ni saben por qué entraron, ni saben por qué no se han salido, pero lo importante es estar inscrito.

Comentarios

Deja una respuesta