La comunidad de fe o Madeleine, debe ser el lugar del primer anuncio constante seguido de procesos que lleven a la creación e iniciación de comunidades. Los jóvenes y mayores que se acercan a la comunidad Madeleine, reciben el testimonio de los ya iniciados. Sienten libertad y a la vez vinculación. En ese contexto, sería muy positivo aplicar los recursos suficientes para acompañar a estas personas, preservando siempre su libertad, a dar un paso más de integración y crecimiento en la fe según un plan establecido, en lugar de quedarnos cada uno con nuestra comunidad y desentendernos del resto o dejar que las cosas broten como sea y donde sea de manera espontánea.

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