Carisma

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Tenemos la responsabilidad, como marianistas, para con la Iglesia, de ser testigos de nuestro carisma, darlo a conocer, contagiarlo y hacer que se propague y enriquezca al mundo. Se trata de un tesoro que hemos recibido y no de la adhesión a un equipo de fútbol. Cada carisma es un ingrediente único y necesario que hay que aportar para la construcción del Reino.

  • Carisma – Iniciación [2]

    Carisma – Iniciación [2]

    En los primeros años de una comunidad, es vital enseñar los fundamentos del carisma marianista y del cristianismo, pues muchos carecen de ellos en la sociedad actual. Chaminade destacaba esta necesidad para recristianizar Francia. La presentación del carisma marianista debe ser inspiradora, como un proyecto ilusionante que transforma, no como una estructura que mantener. Ver contenido

  • Carisma – Madeleine [1]

    Carisma – Madeleine [1]

    La vuelta al carisma debe ser constante, fundamentando nuevos proyectos en las intuiciones de Chaminade. Debemos enfocarnos en formar comunidades al estilo de la Madeleine inicial, ajustando desviaciones y valorando la tradición. La comunidad Madeleine, un signo de nuestro carisma, puede ser fecunda si se trabaja con diligencia. Ver contenido

  • Carisma – Impacto [1]

    Carisma – Impacto [1]

    Los jóvenes encuentran atractiva la apertura y el contacto con el mundo en el carisma marianista, diferenciándolo de otros. Aprovechemos esta fortaleza en nuestras actividades, cuidando el público y su conexión con la realidad, siguiendo las intuiciones de Chaminade. Ver contenido

  • En los primeros años de recorrido de una comunidad, no nos ha de dar miedo ofrecer contenidos sobre el carisma y sobre las cosas básicas del cristianismo: María, Jesús, el Credo… Estas son cosas que ya no traen ni de casa ni del colegio, aunque vengan de un Colegio Marianista. Chaminade hacía mucho hincapié en la importancia de transmitir estos fundamentos, entre otras cosas porque su objetivo era recristianizar Francia, y en nuestro caso, estamos en un escenario similar, en el que nos planteamos volver al primer anuncio por la pérdida de la cultura religiosa en nuestra sociedad.

    Además, en la iniciación, hay que presentar el carisma de Chaminade, en el sentido de los congregantes y de la Madeleine, como proyecto y como sueño ilusionante, para que desarrollen el deseo de pertenencia a una rama de la Familia Marianista y el sentido de gran comunidad dentro de la Iglesia bajo el carisma marianista, como algo que entusiasma, porque es nuevo y transformador, porque tiene algo que aportar a nuestro tiempo, no porque sea una estructura que hay que sostener en nuestro tiempo para que no se extinga.

  • La vuelta al carisma ha de ser continua, no podemos emprender nuevos proyectos sin fundamentarlos en las intuiciones de Chaminade y en ese sentido, debemos fijar la mirada en la formación de comunidades al estilo de lo que fue la Madeleine en los primeros años, analizando y, si es el caso, desandando los caminos que se han ido desviando de la idea original, sin olvidar la importancia de la tradición que vamos construyendo, así como las diferencias propias de cada época y el hecho de que los congregantes como tal se disolvieron unos años después de su nacimiento hasta su posterior refundación. Todo esto nos lleva a poner el foco en el concepto de la comunidad Madeleine como un signo de nuestro carisma que puede ser muy fecundo si se trabaja adecuadamente.

  • Los jóvenes manifiestan que las características del carisma marianista que más les atraen son la apertura y el contacto con el mundo, cosa que no encuentran tan claramente en otros estilos. Por eso, es bueno aprovechar esta fortaleza distintiva en nuestras actividades de impacto cuidando el público al que nos dirigimos y la relación de la actividad con la realidad que nos rodea. Ambas cosas las encontramos fácilmente en las intuiciones de Chaminade.

Guía de estilo Marianista