Plan

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Tener un plan no es contrario a dejarse guiar por el Espíritu. Abrahán sigue un plan concreto cuando dice “Dios proveerá”. El Espíritu es el que nos ayuda a discernir el plan y a modificarlo hasta que sea de Dios. Movernos sin rumbo con la excusa de dejar actuar a la providencia, es el autoengaño de quien no se atreve a mirar al futuro.

  • Plan – Impacto [4]

    Plan – Impacto [4]

    Para impactar en un contexto secularizado, necesitamos congregaciones kerigmáticas centradas en el primer anuncio de un Dios que nos ama. Las parroquias también reconocen esta necesidad, buscando un encuentro personal renovado con Jesucristo y una predicación explícitamente kerigmática. Tener un plan nos prepara para aprovechar eventos como la JMJ y surfear las olas de la… Ver contenido

  • Plan – Familia [3]

    Plan – Familia [3]

    En tiempos de Chaminade, la educación era clave para transformar la sociedad, enfocándose en las Escuelas Normales. Hoy, como Familia Marianista, debemos reflexionar sobre nuestro plan para asistir a María eficientemente. Aprendemos de nuestra tradición a anteponer los intereses generales y hacer apuestas sólidas para recristianizar la sociedad. Ver contenido

  • Plan – Iniciación [1]

    Plan – Iniciación [1]

    La coherencia en los itinerarios y modelos de fe y comunidad dentro de la Familia Marianista nos igualaría en nuestras propuestas para los jóvenes. Siguiendo modelos repetibles, como en deporte, podríamos avanzar juntos y evitar la disparidad entre ciudades. Esta idea, heredada de las ‘misiones populares’ del siglo XVII, requiere una marca y un plan… Ver contenido

  • Plan – Escolar [1]

    Plan – Escolar [1]

    Chaminade visionó la recristianización de Francia a través de la educación escolar como medio efectivo. Hoy, con la influencia masiva de la tecnología, debemos replantear estrategias que aborden los nuevos agentes de formación cultural y pensamiento, sin perder de vista la importancia de la educación religiosa. Ver contenido

  • Plan – Madeleine [1]

    Plan – Madeleine [1]

    La comunidad Madeleine ofrece un constante primer anuncio seguido de procesos de iniciación. Aplicar recursos para acompañar a los nuevos en un plan establecido fortalecería la integración y crecimiento en la fe, evitando la dispersión y fomentando una vinculación significativa. Ver contenido

  • Tenemos que crear congregaciones kerigmáticas donde el primer anuncio esté en el centro. Según esto, nuestras actividades de impacto deberían explicitar mucho más ese anunció de un Dios que nos ama y ha dado la vida por nosotros. 

    Esta necesidad también la perciben en las parroquias como se recoge en algunos de los puntos del documento “57 buenas prácticas en parroquias” elaborado en 2023 tras el estudio de 200 parroquias que han visto frutos tras llevar a cabo algunas de estas cosas.

    4. La parroquia, en un contexto secularizado, posibilita el encuentro personal con Jesucristo, de una forma renovada con intencionalidad kerigmática (no la da por supuesta, aunque perviva mucha religiosidad popular). 

    19. La parroquia cuenta con una predicación y proclamación de carácter explícitamente kerigmático, para madurar y crecer en la enseñanza del discipulado. 

    20. La parroquia busca, se informa y se forma en Primer Anuncio. Conoce diversas propuestas de Primer Anuncio, bien sea para los fieles, para los alejados o para no creyentes. (BP. Métodos para el primer anuncio)

    Tener un plan es prepararse para coger las olas de nuestro tiempo. Aprovechar el impulso de la JMJ como de otros eventos nos puede llevar muy lejos. Sin embargo, si estas olas las cogemos de cualquier manera, o nos pillan por sorpresa, sólo nos revuelcan, y nos pueden ahogar o hacer que le cojamos miedo al mar.

    Por otra parte, además de estas grandes olas de la sociedad, tenemos las olas que se producen en la vida de toda persona y que son bien conocidas y previsibles. Otros movimientos, como los promotores de los retiros Effetá, Emaús, y demás, apuntan a momentos vitales determinados de la persona ofreciendo experiencias que no se repiten y que ayudan a hacer ese cambio de etapa, a surfear por la ola según un plan determinado. Esto supone tener un itinerario reglado de retiros para distintas edades con un manual estricto de cómo hay que ponerlos en marcha y a quién van dirigidos.

  • Si el medio más eficaz de transformar la sociedad en tiempo de Chaminade era la educación, la forma más eficiente de controlar dicha educación era actuar sobre las Escuelas Normales, que podríamos asimilar a las actuales escuelas de Magisterio. Así se habla de esta educación en cascada en los textos de nuestra tradición:

    Por la formación de los maestros en las Escuelas Normales, la Iglesia de Francia podía tener en sus manos la formación de la mayor parte de los muchachos franceses […] el trabajo con los maestros es «uno de los medios más sencillos, más directos y más influyentes para contribuir a la regeneración de Francia» […] «Los doscientos maestros de escuela a los que usted va a predicar llevarán a sus doscientas parroquias ese espíritu de religión que habrán bebido en el retiro y, a su regreso, lo infundirán en sus alumnos. Cuando pienso en los excelentes efectos de esta empresa me conmuevo profundamente y bendigo al Señor por habérnosla inspirado» […] formar los nuevos maestros y reformar los antiguos […] «Por la reforma o renovación de los maestros, la obra conseguirá la reforma de la clase numerosa del pueblo, que es uno de los objetivos de la Compañía de María» […] “Formar los maestros significa formar una generación que cambiaría la mentalidad y las costumbres de Francia” […] «Estamos en un siglo en que se hace razonar, o más bien desvariar, hasta a los campesinos y criados. Es preciso que vuestros alumnos de las Escuelas Normales lleguen a ser pequeños lógicos, incluso un poco metafísicos; es preciso que conozcan las fuentes de las certezas humanas» (Pág. 79-80)

    Este plan de transformación de la sociedad nos puede llevar a pensar, como Familia Marianista, cuál ha de ser nuestro plan hoy, para asistir a María en esta misión de la manera más eficiente posible y, leyendo algo más de nuestra tradición, vemos que, a la hora de hacer un plan, es necesario anteponer los intereses generales a los personales y poner en juego nuestros recursos haciendo apuestas fuertes:

    Probablemente Guillermo José compartió con su hermano esa tarea de formación de seminaristas en el exilio. No se trataba de una formación meramente intelectual sino que llevaba consigo un plan pastoral adaptado a la realidad que les esperaba en Francia. Así se deduce de lo que en 1802 escribía el vicario de Burdeos a su nuevo arzobispo para informarle de los recursos humanos con que contaba:

    «el joven Boyer (ordenado sacerdote en Zaragoza el 2 de agosto de 1800) ha obtenido de su obispo (Mons. de la Tour du Pin, arzobispo de Auch) y de los administradores de la diócesis de Burdeos el permiso para trabajar bajo la guía del Sr. Chaminade, que quiere crear una Sociedad de misioneros para evangelizar la diócesis» .

    Esto hace suponer que Chaminade tenía en mente un plan de acción para recristianizar el país y que el arzobispo de Auch lo aprobaba, y, para llevarlo a cabo, anteponiendo los intereses generales a los locales, se desprendía de un elemento sumamente válido para su diócesis. (Pág. 28)

  • A nivel de fe y vida de comunidad, observamos que, lo que pedimos y ofrecemos a nuestros jóvenes en una u otra ciudad es bastante diferente. Mientras que, a nivel deportivo, todos los colegios están más o menos igual y eso les permite encontrarse en competiciones y avanzar juntos.

    Tener itinerarios y modelos repetibles también en temas de fe y comunidad, dentro del marco de la Familia Marianista, ayudaría a ponernos todos al mismo nivel. Al fin y al cabo en todas las ciudades conocen Hakuna y los retiros Effetá y los reproducen con éxito ¿Por qué nuestros retiros son tan distintos según ciudades? ¿Por qué no seguimos un plan común? ¿Es realmente por adaptarnos al contexto, o hay algo de querer competir entre los diferentes autores para lograr un mayor reconocimiento personal?

    Esta idea de los modelos repetibles que ahora vemos en otros grupos y que transforman la sociedad como una especie de franquicias de una marca, lo hereda Chaminade de las “misiones populares” del siglo XVII. Para lograr algo así, es necesario tener muy bien definida la marca y el plan: 

    La fundación del colegio-seminario San Carlos era un intento de entregarse a una misión permanente, idea que habría de estar tan presente en el futuro del P. Chaminade. La Francia del siglo XVII había conocido el despertar de las misiones populares por la necesidad urgente de una recristianización de las masas. El galicanismo reinante había retrasado las reformas del Concilio de Trento, y la situación de las parroquias era lamentable. Ardientes misioneros como San Juan Eudes (1601-1680) o San Vicente de Paúl, entre otros, consiguen extender por todo el país este medio pastoral de las «misiones populares». (Pág. 7)

  • Chaminade tenía un plan: recristianizar Francia, reconstruir la sociedad, y la forma que encontró como más eficiente fue la de actuar sobre los jóvenes a través de las escuelas. Así nos lo cuenta Ignacio Otaño:

    “Llevar a más de tres cuartas partes de la población los principios de la fe, a la par que los conocimientos humanos” (Pág. 76).  “los hijos se convierten en apóstoles de sus padres y su apostolado siempre produce frutos; eso me hace decir que estas escuelas son un medio de reformar el pueblo” (Pág. 76)

    Hoy, esta vía sigue siendo muy buena, pero no debemos olvidar que hay muchos otros agentes de educación masiva que no existían en la época y que están teniendo un impacto mayor en la formación del pensamiento y la transmisión de la cultura: televisión, redes sociales, plataformas de streaming, juegos online, inteligencia artificial, y lo que siga surgiendo. Será un error olvidarnos que Chaminade escogió el mejor medio de su época entre los tres únicos que tenía: la familia, la escuela y la parroquia. No estamos en la misma situación, ni de lejos y no tenemos un plan al respecto.

  • La comunidad de fe o Madeleine, debe ser el lugar del primer anuncio constante seguido de procesos que lleven a la creación e iniciación de comunidades. Los jóvenes y mayores que se acercan a la comunidad Madeleine, reciben el testimonio de los ya iniciados. Sienten libertad y a la vez vinculación. En ese contexto, sería muy positivo aplicar los recursos suficientes para acompañar a estas personas, preservando siempre su libertad, a dar un paso más de integración y crecimiento en la fe según un plan establecido, en lugar de quedarnos cada uno con nuestra comunidad y desentendernos del resto o dejar que las cosas broten como sea y donde sea de manera espontánea.

Guía de estilo Marianista