Pensando en la relación con los monitores, vemos que es muy importante vivir cosas con ellos. Compartir vida con los jóvenes es clave para que te reconozcan y acepten como “de los suyos”, pues, en esa experiencia compartida, se crea un cierto vínculo de familia y se hace visible la realidad de unos y otros y los prejuicios se reemplazan por valoraciones hechas desde la experiencia personal. Esto pasa también entre alumnos y profesores, aunque, en este caso, no podemos estrechar mucho los lazos puesto que son menores de edad y la relación es de profesor-alumno y no de educador a educador.

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