En la vida religiosa también es necesario hacer visible la vida abundante que aún queda, tanto hacia dentro como hacia fuera. En este sentido, aunque nuestras comunidades puedan parecer, en algunos casos, algo faltas de vida o limitadas, tenemos, más que nunca, la posibilidad de hacer una comunidad “virtual” de hermanos que quieran vivir algo más, disfrutar de la vida comunitaria en clave religiosa, ir unos días de vacaciones juntos, tener momentos de compartir sin motivos pastorales o laborales. Simplemente viviendo toda esa dimensión que, en otro tiempo, cuando había más religiosos y menos frentes, se vivía espontáneamente en cada comunidad y que hoy, ya no es posible. Vivir esto y además hacerlo visible, es reflejar la belleza de la vida religiosa que atrae y da esperanza a los de dentro y a los que podrían entrar.

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