La vuelta al carisma ha de ser continua, no podemos emprender nuevos proyectos sin fundamentarlos en las intuiciones de Chaminade y en ese sentido, debemos fijar la mirada en la formación de comunidades al estilo de lo que fue la Madeleine en los primeros años, analizando y, si es el caso, desandando los caminos que se han ido desviando de la idea original, sin olvidar la importancia de la tradición que vamos construyendo, así como las diferencias propias de cada época y el hecho de que los congregantes como tal se disolvieron unos años después de su nacimiento hasta su posterior refundación. Todo esto nos lleva a poner el foco en el concepto de la comunidad Madeleine como un signo de nuestro carisma que puede ser muy fecundo si se trabaja adecuadamente.

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