4. Formas y contenidos

51 elementos disponibles

Tener acompañantes adecuados | Elevar la vida de fe y formación de los acompañantes | Tener un plan de nueva evangelización | Concretar itinerarios |
Manejar la Palabra | Ofrecer oración reglada | Elevar la profundidad de los encuentros | Equilibrar momentos | Preparar bien las cosas | Cuidar las formas | Cuidar la comunicación | Evaluar con misericordia | Ser abiertos, no relativistas

  • Itinerario – Escolar [10]

    Itinerario – Escolar [10]

    Para fortalecer el crecimiento espiritual de los jóvenes, debemos exigir calidad y compromiso en los itinerarios pastorales, evitando interrupciones y promoviendo la cohesión en todas las etapas educativas. La creatividad individual no debe obstaculizar un plan común, fomentando así una experiencia de fe continua y en comunidad. Ver contenido

  • Itinerario – Iniciación [8]

    Itinerario – Iniciación [8]

    En la etapa de iniciación comunitaria, es esencial tener un itinerario claro para guiar el proceso y establecer momentos vitales adecuados en las actividades. La formación debe ser definida y estructurada, no dejando la elección completamente a los jóvenes. Un itinerario también establece hábitos y cohesión en la comunidad. Ver contenido

  • Preparación – Impacto [6]

    Preparación – Impacto [6]

    Preparar actividades para jóvenes requiere adaptarse a su realidad cambiante sin perder la profundidad espiritual. La participación activa de los jóvenes en la planificación fortalece su compromiso. Modelos como Nightfever demuestran la efectividad de una preparación meticulosa y una ejecución consistente, evitando la improvisación. La evangelización requiere pasión y preparación equilibradas. Ver contenido

  • Evaluación – Familia [6]

    Evaluación – Familia [6]

    Es crucial sanar heridas para una evaluación objetiva. La humildad evita análisis excesivos y comparaciones injustas. Recordemos la llamada a no temer y vivir desde la fe. Evitemos la victimización y optemos por una mirada misericordiosa en nuestras evaluaciones, para promover el crecimiento. Ver contenido

  • Formación – Iniciación [6]

    Formación – Iniciación [6]

    La propuesta de preparar un grupo de acompañantes intensivamente cada año surge de la necesidad de ofrecer una guía más sólida a los nuevos jóvenes que se integran en los grupos. Inspirado en la idea de Chaminade de formar una élite comprometida, este enfoque busca una vivencia más profunda de la fe, no solo intelectual… Ver contenido

  • Comunicación – Familia [5]

    Comunicación – Familia [5]

    Una página web oficial es vital para definir la identidad pública y ofrecer una propuesta clara. Observando distintos ejemplos, se distingue entre webs cuidadas y coherentes, que presentan una oferta concreta, y otras más confusas, que diluyen la identidad y propuesta. En la Familia Marianista, una comunicación coordinada fortalecería la misión compartida de acompañar a… Ver contenido

  • Acompañantes – Madeleine [4]

    Acompañantes – Madeleine [4]

    La elección del liderazgo en la comunidad de fe es crucial. Los líderes evangélicos, carismáticos y comunicativos, ofrecen lecciones sobre la importancia de la preparación y el uso adecuado de los medios. La homilía requiere interlocutores capaces de transmitir el Evangelio con claridad y pasión, sin depender exclusivamente de los sacerdotes carismáticos. Ver contenido

  • Plan – Impacto [4]

    Plan – Impacto [4]

    Para impactar en un contexto secularizado, necesitamos congregaciones kerigmáticas centradas en el primer anuncio de un Dios que nos ama. Las parroquias también reconocen esta necesidad, buscando un encuentro personal renovado con Jesucristo y una predicación explícitamente kerigmática. Tener un plan nos prepara para aprovechar eventos como la JMJ y surfear las olas de la… Ver contenido

  • Formación – Escolar [4]

    Formación – Escolar [4]

    Priorizamos la formación de nuestros acompañantes, dedicando una reunión mensual para elevar su calidad. Reconocemos sus dificultades personales y la importancia del acompañamiento mutuo. Elevar su experiencia espiritual es crucial para cultivar una fe viva en los jóvenes. Inspirados en los congregantes de La Madeleine, creamos un catecumenado para nuevos aspirantes. Ver contenido

  • Formación – Familia [4]

    Formación – Familia [4]

    La formación es esencial antes de asumir responsabilidades pastorales. Chaminade entendió la importancia de preparar líderes que pudieran influir en la sociedad. Invertir en la formación para evangelización, discipulado y liderazgo es crucial para el crecimiento de la comunidad. Además, es fundamental cuidar y capacitar a los líderes laicos para garantizar su efectividad en el… Ver contenido

  • Itinerario – Familia [4]

    Itinerario – Familia [4]

    Un itinerario claro nos permite coordinar actividades para acompañar el crecimiento de los jóvenes desde la infancia hasta la vida adulta. No se trata de imponer, sino de tener metas y estructura para avanzar juntos, como resalta Chaminade. La visión común y el diálogo son clave para una pastoral integrada. Ver contenido

  • Comunicación – Impacto [4]

    Comunicación – Impacto [4]

    Una comunicación efectiva es clave en nuestras actividades. Mantener una agenda compartida y una comunicación fluida con acompañantes mejora la organización. La confianza en los acompañantes promueve la participación más que la publicidad. Implicar a los jóvenes en las redes sociales es esencial para adaptarse a sus preferencias cambiantes. Ver contenido

  • Palabra – Iniciación [3]

    Palabra – Iniciación [3]

    La lectura y comprensión de la Palabra de Dios pueden parecer intimidantes, pero son esenciales para el crecimiento espiritual. Los jóvenes anhelan expresar sus dudas y recibir respuestas, y la riqueza de la Palabra siempre genera interés cuando se presenta con conocimiento y comprensión adecuados. Ver contenido

  • Plan – Familia [3]

    Plan – Familia [3]

    En tiempos de Chaminade, la educación era clave para transformar la sociedad, enfocándose en las Escuelas Normales. Hoy, como Familia Marianista, debemos reflexionar sobre nuestro plan para asistir a María eficientemente. Aprendemos de nuestra tradición a anteponer los intereses generales y hacer apuestas sólidas para recristianizar la sociedad. Ver contenido

  • Itinerario – Madeleine [3]

    Itinerario – Madeleine [3]

    El crecimiento requiere un itinerario bien orientado, pero no debe ser único. La diversidad de momentos vitales exige un proyecto claro y concreto, como el de Chaminade, para regenerar la fe y la cultura en Francia. Ver contenido

  • Itinerario – Impacto [3]

    Itinerario – Impacto [3]

    El voluntariado internacional conecta a los jóvenes con Jesús, pero requiere un diseño y acompañamiento adecuado. Los retiros como Emaús y Effetá abordan crisis vitales específicas. Compartir un itinerario y procesos de discipulado es clave para la nueva evangelización. Ver contenido

  • Apertura – VR [3]

    Apertura – VR [3]

    La diversidad de carismas puede llevar al sincretismo. Debemos mantener nuestra identidad sin perderla en la amalgama de influencias contemporáneas. Chaminade insta a conectar con la actualidad sin perder nuestra esencia, optando por audacia y vigilancia para adaptar nuestro carisma al mundo actual. Ver contenido

  • Comunicación – Madeleine [3]

    Comunicación – Madeleine [3]

    La comunicación efectiva requiere una agenda compartida y accesible en espacios comunitarios. Priorizar la transparencia sobre la saturación y destacar la información relevante para cada miembro fortalece el sentido de pertenencia. Inspirarse en prácticas efectivas de parroquias puede enriquecer nuestra estrategia de comunicación, enfocándose en la visión común y aprovechando las nuevas tecnologías. Ver contenido

  • Profundidad – Iniciación [3]

    Profundidad – Iniciación [3]

    En la etapa de la juventud, es vital reconocer las distintas fases vitales y las necesidades específicas de cada una. Desde la vida universitaria hasta el inicio de la vida laboral o la formación de una familia, cada período requiere un enfoque único. Ofrecer actividades especiales, como retiros personalizados, puede satisfacer las necesidades individuales y… Ver contenido

  • Palabra – Madeleine [2]

    Palabra – Madeleine [2]

    En la comunidad de fe, la voz de los laicos en la predicación y la formación es vital, como en tiempos de Chaminade. Sin embargo, debemos mantener el fundamento en la Palabra de Dios, evitando que el éxito del mensaje opaque su verdad. Inspirémonos en la predicación evangélica, que se basa en la Biblia, para… Ver contenido

  • Acompañantes – Escolar [2]

    Acompañantes – Escolar [2]

    El acompañante marca la experiencia en el camino de fe. Debe reflejar el carisma marianista y ser un testigo auténtico, no solo un catequista. Reconozcamos la realidad: muchos educadores no tienen un bagaje cristiano maduro. ¿Estamos adaptándonos a esta nueva realidad? Ver contenido

  • Palabra – Impacto [2]

    Palabra – Impacto [2]

    La revelación de Dios se manifiesta a través de la proclamación de la Palabra contenida en las Escrituras. Es esencial cuidar cómo transmitimos esta Palabra en nuestras actividades, encarnándola adecuadamente para que arda en el corazón de quienes nos escuchan. Ver contenido

  • Preparación – Madeleine [2]

    Preparación – Madeleine [2]

    Constituir una comunidad de fe como Madeleine requiere una preparación cuidadosa y sin atajos. Es esencial adaptarse al contexto actual y dialogar con la realidad local y la Familia Marianista. La claridad en el proceso permite identificar el progreso y facilita el crecimiento conjunto con otras comunidades. Ver contenido

  • Acompañantes – Impacto [2]

    Acompañantes – Impacto [2]

    Los influencers son los nuevos predicadores para los jóvenes. Su estilo, lenguaje y plataformas inspiran cómo conectar con ellos. En experiencias de impacto, necesitamos acompañantes auténticos, tocados por Dios, ofreciendo testimonios naturales para brindar referentes alternativos. Ver contenido

  • Acompañantes – Familia [2]

    Acompañantes – Familia [2]

    El acompañamiento personal requiere cercanía y distancia adecuadas. Debemos encontrar acompañantes capaces de abordar temas difíciles con empatía y formación. Colocar a personas no motivadas o sin formación en este papel solo agrava las heridas y los fracasos. Ver contenido

  • Preparación – Familia [2]

    Preparación – Familia [2]

    La preparación meticulosa de actividades, como los retiros Emaús o Effetá, actúa como un volante de inercia, multiplicando el impacto sin añadir esfuerzos adicionales. Inspirados por Chaminade, buscamos medios efectivos para nuestra misión. Es crucial movilizar a los mayores en una dirección que potencie su experiencia y energía hacia la transformación de los jóvenes. Ver contenido

  • Oración – Familia [2]

    Oración – Familia [2]

    Las iniciativas de oración deben surgir del impulso del Espíritu y el deseo compartido de rezar, no por compromiso. Es crucial no aferrarse a actividades que ya no inspiran a la comunidad. Terminar una iniciativa sin participación genuina es preferible a mantenerla sin vida espiritual. Ver contenido

  • Acompañantes – Iniciación [2]

    Acompañantes – Iniciación [2]

    Para una comunidad en formación, romper la dependencia afectiva del acompañante actual es crucial. La capacidad de adaptarse a nuevos líderes marca la consolidación. El documento «57 buenas prácticas en parroquias» resalta la importancia de líderes formados y corresponsables en la transformación parroquial. Ver contenido

  • Apertura – Familia [2]

    Apertura – Familia [2]

    Nuestra tradición aboga por la adaptación sin perder la esencia. Debemos mantener claros nuestros pilares y no ocultar aspectos impopulares del cristianismo por miedo al rechazo. La verdadera apertura implica enfrentar el relativismo con profundidad y convicción. Ver contenido

  • Acompañantes – CLM [2]

    Acompañantes – CLM [2]

    En nuestro carisma, los laicos son los primeros acompañantes de otros. La misión genuina implica estar en colegios, ofreciendo apoyo en ejercicios, acompañamiento personal y colaboración en actividades. Esto no solo fortalece nuestra Familia, sino que difunde las fraternidades o CEMI. Ver contenido

  • En los itinerarios de fe hemos adquirido un miedo a pedir dedicación y compromiso a nuestro jóvenes y así, devaluamos nuestra propuesta ofreciendo itinerarios intermitentes o que se interrumpen y no llegan a nada. Al contrario, deberíamos ser más exigentes en la cantidad de reuniones y, a su vez, exigirnos a nosotros mismos que sean significativas y de calidad. No podemos hacerles perder el tiempo. 

    Si les observamos, en tiempo de exámenes, no dejan de ir a entrenar o de hacer otras cosas como comer, y tanto el deporte como los exámenes, son cosas que, en algún momento de la vida abandonarán, mientras que la fe, como el comer, debería acompañarles toda la vida.

    El itinerario pastoral en los colegios ha de estar muy cuidado y ser coherente en todas las etapas, pues pone en marcha un proceso a largo plazo que antes o después dará sus frutos. Sin embargo, muchas veces intoxicamos o interrumpimos ese proceso con iniciativas personales cruzadas que no prestan atención al itinerario acordado.

    Muchas veces vemos que no hay itinerario, solo buena voluntad y buenas iniciativas que habría que reconducir. En este sentido, observamos lugares en los que falta dicha continuidad y estilo en el proceso. Por ejemplo: el grupo de 5º y 6º tiene un estilo y programa y lo llevan unas personas, luego, en secundaria aparece otro estilo, otro nombre para el grupo de fe, otros acompañantes y otro público, en bachillerato ofrecemos catequesis de Confirmación y se apuntan otros chicos, lo llevan otras personas, con otro estilo y surgen en paralelo otras iniciativas, otra vez con otras personas, otros destinatarios y otro estilo. En un contexto así, están todas las piezas del proceso, pero los chicos no las viven de principio a fin como un mismo proceso y esto no es respetar la diversidad ni la tradición, sino movernos por corralitos y derechos adquiridos de personas determinadas que no miran por el bien de los jóvenes y su proceso de integración en una comunidad de fe más amplia.

    Debo ir más allá de mi corral y colaborar con los que trabajan con los jóvenes antes que yo y después que yo para hacer procesos continuos y no compartimentos estancos. Y, en lugar de llevar a los jóvenes de corral en corral, ponernos todos en un punto de la cinta transportadora por la que van pasando los jóvenes y aportar algo a su camino sin entorpecerlo.

    Ese camino ha de llevar, según nuestro carisma, a vivir la fe en comunidad y, para eso, en el colegio, debemos trabajar mejor la cohesión de todas las partes de un mismo grupo de fe para que sea un proceso continuo que desemboque en las comunidades laicas marianistas de forma natural contagiando el deseo de vivir la fe en comunidad.

    Sabemos que la realidad de la persona no cambia de un colegio a otro, cambiarán los medios, pero las necesidades antropológicas últimas son las mismas, por eso es bueno tener un itinerario común y bien pensado, para que todos los agentes educadores en la fe, comprendan en qué sitio están del colegio y les podamos ofrecer herramientas para poder llevar a cabo su acción concreta dentro del proceso, aprovechando la creatividad de las personas de cada centro, pero sin que nuestros jóvenes están a merced de esa creatividad.

    A veces, esa creatividad que viene de la mano de nuestro ego, hace que nos resistamos a seguir un proyecto provincial común y no propio. Debemos esforzarnos por seguir un proyecto provincial común donde el fundamento educativo y las fases estén claras y bien asentadas aunque haya aspectos que veamos mejorables o que nos gustaría enfocar de otra manera. Gracias a Dios, en nuestro carisma y nuestra institución, es muy fácil participar sinodalmente de estos procesos de creación de itinerarios y planes, si queremos hacerlo.

    Ese itinerario común nos permite trabajar en cada etapa lo propio de esa edad, por ejemplo: En infantil, trabajar con los padres, en primaria adquirir hábitos y autonomía, en primer ciclo de ESO crear vínculos a los que se puedan agarrar cuando vengan los conflictos, en ESO y BTO acompañar y en BTO ofrecer una propuesta pastoral madura para su edad. Cuando todo queda a criterio del propio educador, actuará desde sus gustos, intuiciones y capacidades, pudiendo ofrecer el mismo contenido y material a cualquier edad porque es lo que ha recibido esa semana por WhatsApp y le ha tocado mucho personalmente.

    El trabajo continuado de varios años desde distintos frentes con un itinerario, va haciendo mella para que la disposición a las cosas de fe y, en general, el clima de reflexión sea mejor. Lo vemos en otros carismas y también en el nuestro lo estamos percibiendo ya con el Encuentro con Jesús.

    Sin embargo, durante varias décadas, debido a la inmediatez que nos envuelve, los colegios han ido perdiendo perspectiva, centrándose en pequeños proyectos y leyes que van surgiendo, para dar respuesta a lo del momento, en lugar de cuidar el proyecto educativo fundamentado en el carisma. En este sentido, todo el proceso del REM podría ayudar si somos capaces de elevar la mirada y dejamos de ver sólo lo inmediato y sólo mi parcela.

  • Durante el tiempo de iniciación de la comunidad, es bueno hablar explícitamente del proceso con la comunidad, para tomar conciencia de los pasos que se van dando y hacia dónde se camina. Esto es algo que ha de hacer el acompañante y para lo cual, hace falta tener un itinerario claro y conocido.

    Así mismo, es importante acotar mejor los momentos vitales en las actividades que se convocan y a quién se dirigen, porque, está bien que convivan distintas realidades para que sean testigos unos de otros, pero también hace falta compartir un clima común, sobre todo cuando se están iniciando en algo para respetar los tiempos de cada uno. El acento no tiene por qué estar siempre en la edad sino en lo que está viviendo la gente y esto a ciertas edades puede ser más variable.

    Durante esta parte del itinerario que llamamos de iniciación, es bueno tener contactos cada vez más frecuentes con los miembros más comprometidos. Por ejemplo, en el caso de Fraternidades, con los consagrados temporales o definitivos. Veamos cómo enfocaban esto en la Madeleine:

    Esta etapa termina con la confesión y la comunión, que algunos reciben por primera vez. Si, después de esa etapa, desean continuar su crecimiento cristiano en la congregación, ingresan en el grupo de candidatos («approbanistes»). Es la etapa de preparación a la consagración. Hacen una promesa y empiezan a vivir más intensamente de la vida de la congregación por contactos cada vez más frecuentes con los ya consagrados. Sigue haciéndose la cristianización en el seno de la comunidad […] Se dedican también a la enseñanza por ser una necesidad urgente del momento y también por su proyección para el futuro de las personas y de la sociedad […] Se convierte en un auténtico vivero de la congregación. (Pág. 37)

    En materia de formación vemos una necesidad muy grande de un itinerario concreto con los temas sobre los que sí o sí han de estar formados. La experiencia nos muestra que los jóvenes, como cualquier otra persona, no saben lo que no saben y pedirles a ellos que elijan de qué quieren formarse, no les va a llevar probablemente a un buen itinerario formativo. La escucha de las inquietudes de los jóvenes es innegociable, pero esa escucha ha de ser un proceso serio y servir para definir el itinerario, no ser una mera lluvia de ideas para elegir el tema de la siguiente reunión o los temas del curso.

    Finalmente, un itinerario, no se refiere sólo a los contenidos, también marca una pauta para generar un hábito. Por eso, puede ser bueno, al principio, ser estricto y marcar mucho a los jóvenes. Por ejemplo, si la comunidad de fe celebra la eucaristía a las 20:30, podríamos pedirles que las reuniones sean todos los domingos a las 19:00 y participar juntos en la Eucaristía. Y, a quien no pueda cumplir esa condición, ofrecerle un seguimiento personal alternativo, pero no condicionar al resto, para poder así establecer una rutina que visibiliza a la comunidad y evita la dispersión. Esto puede parecer estricto y contrario al espíritu de los jóvenes, pero en realidad uno no elige cuándo es el partido de fútbol o cuándo es la oración de Hakuna.

  • A la hora de preparar actividades especiales, es bueno tener en cuenta las necesidades de los jóvenes y adaptarnos a su realidad, sin perder la hondura que les lleve al encuentro con Jesús. En este sentido, vemos que los jóvenes demandan mucha novedad, les gusta lo imprevisible, cosas que les mantengan activos y atentos, no pueden sostener la atención en cosas monótonas o repetitivas. Un joven de 17 años puede estar a la vez en varias cosas: viendo un partido en la tele, mientras sigue otro de la King’s League en twitch y comenta cosas con los amigos por Whatsapp a la vez que mira instagram.

    Ante esto, podemos controlar la atención de los jóvenes ocupando su cabeza con tareas secundarias de menor calado y que también deberemos llevar preparadas para que no se las busquen ellos porque las hemos dejado de la mano de la Providencia o directamente no hemos pensado que serían necesarias.

    Dentro de la preparación de una actividad, ya hemos comentado en otros puntos la importancia de que participen los propios jóvenes en función de su recorrido y en las tareas y decisiones que sea oportuno. Esto hace que se vinculen más al proyecto. 

    Este tipo de vínculo y participación, lo podemos ver, por ejemplo, en los retiros Emaús, en los que, aquellos que han vivido la experiencia, son llamados a convertirse en acompañantes de los nuevos caminantes. Esta preparación delegada en los laicos que han vivido una experiencia es muy cuidada e intensa y requiere un grado de claridad y radicalidad muy fuerte en los conceptos básicos y en los objetivos para que la experiencia no degenere en función del criterio de quien la prepara.

    En esta línea de evitar que el contenido y el resultado dependa demasiado de la persona, y sus talentos y carisma, es bueno contar con un manual detallado y bien preparado de la actividad, no sólo de contenidos, sino también de formas, adoptando un modelo tipo “franquicia”.

    No sólo hay que preparar bien los materiales y contenidos, sino que la preparación de los acompañantes, como vemos en otros modelos, también es crucial.

    Para reflejar esto, veamos el caso de Nightfever. Entrando en su web nos dice que “es una iniciativa de jóvenes cristianos. Queremos difundir la alegría que experimentamos nosotros mismos e invitar a los transeúntes a dejarse tocar por el amor y la misericordia de Dios. Nightfever es preparada y llevada a cabo por aprendices, estudiantes y jóvenes adultos de diferentes grupos y comunidades. Todos contribuyen con sus habilidades, talentos y posibilidades. Así celebramos la unidad en la diversidad.”

    Pues bien, esta iniciativa que se va reproduciendo en distintos países y ciudades, supone un trabajo de preparación de 6 meses con los acompañantes para ponerla en marcha correctamente, pero el producto final es siempre el mismo: una oración por la noche. Por eso, lo que hay que preparar no es la actividad, sino a las personas para que la acompañen correctamente.

    Sin embargo, en nuestras iniciativas, demasiadas veces trabajamos mal los proyectos, damos sensación de improvisación y desconocimiento de lo que estamos haciendo y eso genera inseguridad y rechazo en jóvenes y mayores. 

    Una vez más, no hay que confundir el impulso y la frescura del Espíritu, con la improvisación irresponsable. Debemos equilibrar pasión y preparación para ir, como dice Fran Ramírez, responsable de jóvenes de los encuentros cuatro40 de Acción Católica, “a lo loco porque el amor de Cristo nos apremia. Pero sin ir a lo loco porque las cosas importantes se preparan y no se improvisan”. La Evangelización es algo muy serio que merece una revisión y un plan.

  • Hay heridas y roces en muchas personas que hacen que se magnifiquen cosas que no tienen por qué ser tan grandes, o que a la hora de sacarlas a relucir generen más violencia de la que toca.

    Una evaluación en un contexto herido, puede no tener nada de objetiva y perder todo su valor, por eso, debemos sanar las heridas, para poder evaluar de la manera más objetiva posible.

    Al hacer cualquier evaluación, hay que ser humilde y no caer en la tentación de querer analizarlo y juzgarlo todo, sacando todos los defectos posibles, queriendo dar la solución a todo y formulando, además, soluciones que, de entrada, ya sabemos que no son posibles.

    También caemos en la tentación de compararnos con otros grupos o iniciativas, siendo injustos o crueles con nosotros mismos. Esto nos lleva a querer imitar a otros y a perder o rechazar como mala, nuestra propia identidad y carisma.

    Sin duda la realidad es compleja, oscura y demasiadas veces parece insalvable. Sin embargo, empezando por el tiempo de los primeros cristianos, nunca ha sido ni será fácil la transmisión de la fe y la llamada que nos viene de Dios es siempre la misma “No tengas miedo”, “te basta mi Gracia”. Debemos vivir desde la fe. Las situaciones de “encorvamiento” son reales, pero en el análisis podemos convertirnos en nuestros propios enemigos y destruirnos con evaluaciones excesivamente duras y parciales.

    No podemos caer en la tentación de victimizarnos diciendo: “No tenemos vocaciones porque somos malos”. Aunque haya cosas que cambiar, esto es fuente de desánimo y de una tristeza interior que refleja el sufrimiento y el vacío del alma y hace imposible avanzar.

    En lugar de eso, hay que ser paciente y misericordioso con las cosas que no van como nos gustaría. Hace falta tener una mirada misericordiosa hacia los jóvenes y hacia todo el mundo en general, para que los juicios ayuden a crecer más que a destruir. Las cosas las podremos mejorar, o no en función del talante con que las evaluemos.

  • Hay ciudades en que cada año surgen nuevos grupos de jóvenes, sin embargo, cada año parece que nos pilla por sorpresa el tema de los acompañantes. Algo muy bueno podría ser hacer un tiempo de preparación intensiva de un grupo de acompañantes que, al curso siguiente, van a llevar a los nuevos jóvenes. Donde, en clave de convivencia y retiros, practiquen un modelo de oración, trabajen en profundidad los temas y materiales del itinerario que vayan a seguir y aprendan a acompañar.

    La preparación no es sólo intelectual, de ahí que la propuesta no sea una mera formación académica sino más enfocada a vivir y compartir lo que se anuncia. Esto ayudaría a mejorar la falta vivencia de la fe que tantas veces percibimos en nuestros acompañantes que, a su vez, tratan de transmitir la fe, como algo intelectual o de actividades, pero sin vivencia.

    La preparación intensiva de estos grupos de acompañantes bebe de la idea de Chaminade de preparar, lo que él llama, una élite que sea verdadera levadura en la vida de la fe:

    «La idea de la congregación implica necesariamente la idea de una elección, de una élite, de una agrupación de cristianos que quieren distinguirse de la masa por una práctica más exacta de los deberes de la vida cristiana… Por su propia naturaleza, la congregación es una agrupación restringida, que tiende a formar una élite… El bien que obrará en la sociedad será tanto mayor cuanto sus miembros, aunque sean menos numerosos, sean más fervientes…». […] «Esa era en particular la idea que Chaminade se hacía de la congregación. Apuntaba más a la calidad que al número…» […] «debía permanecer como una élite militante y conquistadora: las almas que no tuviesen la llama del proselitismo no estaban hechas para ella». (Pág. 48)

    Estos acompañantes han de ser muestra de gente que ha respondido a la llamada de Dios o que está en proceso de hacerlo. Si el joven ve a una persona que no sabe quién es ni qué le pide Dios, desconecta, su testimonio no será significativo.

  • Una página web oficial me ayuda a construir mi identidad pública. A decir a los demás quién soy y qué ofrezco y, observando distintas páginas web de grupos y entidades, se aprecian diferencias claras.

    Hay grupos que tienen webs sencillas pero cuidadas, con distintas propuestas para edades y temas. Con una estética e identidad buenas que “venden” unos “productos” concretos: grupos de reflexión, de oración, etc. Mientras que en otros ejemplos, todo es más difuso, se sigue la política del antiguo corcho donde colocar todo tipo de avisos sin filtro ni categorización, perdiendo toda identidad y claridad en la propuesta. 

    Dentro de la Familia Marianista, trabajar de manera más coordinada y seria la comunicación, nos permitiría hacer real la misión compartida de acompañar a los jóvenes con una red de acompañantes sólida y bien definida con la que, hacer calendarios, facilitar materiales y aunar criterios.

    Ser joven no es ser tonto y perciben perfectamente la falta de comunicación que hay entre las ramas de la Familia y dentro de cada rama, por eso, es necesario contar con una agenda pública común y mejorar la comunicación provincial de actividades para fomentar las experiencias de fe en los jóvenes en lugar de provocar su confusión y desazón al ver nuestras disputas e incoherencias.

  • La elección de las personas es fundamental, por eso, hay que elegir muy bien al equipo que lidere la comunidad de fe. Observando distintos ejemplos, se percibe cómo las personas al mando de la comunidad la condicionan enormemente, por su autoridad reconocida, por la relación entre ellas, por su dedicación y vinculación con el proyecto.

    Mirando los líderes de grupos evangélicos, encontramos el ejemplo de gente muy carismática, jóven, atractiva y que comunica de una manera concreta y muy estudiada para remover a la gente. Nada queda al azar. Sus charlas motivadoras mezclan lo cómico, el teatro y la exaltación, con mensajes cortos y sencillos que transmiten la pasión y fuerza del animador. Sin llegar a hacer algo fingido, deberíamos revisar si las personas encargadas de hablar a la comunidad están preparadas, y emplean los medios adecuados, para ser buenos comunicadores.

    Si pensamos en la figura del sacerdote como acompañante en la Eucaristía de la comunidad de fe, vemos que su papel, especialmente en la homilía, es demasiado importante como para que aceptemos cualquier cosa simplemente porque no hay otro disponible, o porque si no lo hace tal persona se va a sentir apartada. 

    Todos hemos percibido diferencias demasiado grandes para unas mismas lecturas en función del celebrante, pero el mensaje del Evangelio necesita un interlocutor capaz de transmitir buena noticia, en un lenguaje comprensible y que remueva por dentro. No podemos seguir obviando esto porque haya escasez de sacerdotes.

    De la misma forma, no podemos generar dependencia en una serie de curas carismáticos. Hemos de conseguir que la Eucaristía no dependa de eso y la única forma es dar más peso a los laicos, también en la homilía, porque la realidad es que los curas que tenemos son los que son y no van a aumentar, al menos en los próximos 20 años, pero sí que van a disminuir en número y en facultades en los próximos 10 años.

  • Tenemos que crear congregaciones kerigmáticas donde el primer anuncio esté en el centro. Según esto, nuestras actividades de impacto deberían explicitar mucho más ese anunció de un Dios que nos ama y ha dado la vida por nosotros. 

    Esta necesidad también la perciben en las parroquias como se recoge en algunos de los puntos del documento “57 buenas prácticas en parroquias” elaborado en 2023 tras el estudio de 200 parroquias que han visto frutos tras llevar a cabo algunas de estas cosas.

    4. La parroquia, en un contexto secularizado, posibilita el encuentro personal con Jesucristo, de una forma renovada con intencionalidad kerigmática (no la da por supuesta, aunque perviva mucha religiosidad popular). 

    19. La parroquia cuenta con una predicación y proclamación de carácter explícitamente kerigmático, para madurar y crecer en la enseñanza del discipulado. 

    20. La parroquia busca, se informa y se forma en Primer Anuncio. Conoce diversas propuestas de Primer Anuncio, bien sea para los fieles, para los alejados o para no creyentes. (BP. Métodos para el primer anuncio)

    Tener un plan es prepararse para coger las olas de nuestro tiempo. Aprovechar el impulso de la JMJ como de otros eventos nos puede llevar muy lejos. Sin embargo, si estas olas las cogemos de cualquier manera, o nos pillan por sorpresa, sólo nos revuelcan, y nos pueden ahogar o hacer que le cojamos miedo al mar.

    Por otra parte, además de estas grandes olas de la sociedad, tenemos las olas que se producen en la vida de toda persona y que son bien conocidas y previsibles. Otros movimientos, como los promotores de los retiros Effetá, Emaús, y demás, apuntan a momentos vitales determinados de la persona ofreciendo experiencias que no se repiten y que ayudan a hacer ese cambio de etapa, a surfear por la ola según un plan determinado. Esto supone tener un itinerario reglado de retiros para distintas edades con un manual estricto de cómo hay que ponerlos en marcha y a quién van dirigidos.

  • Somos muy conscientes de la falta de formación que tienen nuestros acompañantes, sean jóvenes monitores, o profesores que acompañan actividades pastorales. A la vez, vemos que la dedicación de los acompañantes es elevada y muchas veces no pueden sacar más horas. Ante esta realidad, hay un modelo que, aunque no es el ideal, puede servir en algunos contextos para crecer más rápido: Se trata de dedicar una de las reuniones del mes a la formación, en lugar de tener la sesión normal con los destinatarios. Así, ofrecemos la formación de nuestros agentes, dentro del propio compromiso horario que han adquirido, elevando la calidad del grupo, prescindiendo, únicamente, de una reunión al mes.

    En esos tiempos de formación, es necesario acoger sin juicio sus dudas y tomar conciencia de lo duro que les resulta tener que acompañar grupos de fe en medio de sus propias crisis o incluso rechazos de la fe. Si no tienen la confianza suficiente con los referentes del grupo, tratarán de ocultarlo, generando un déficit cada vez mayor en la experiencia de los participantes, que son educados por este monitor.

    Además de la formación, y pensando más en sus crisis personales, vemos que los monitores necesitan ser acompañados, pero les cuesta pedirlo o lo rechazan. Sin embargo, nosotros les pedimos que hagan acompañamiento de los chavales y ellos mismos se ofrecen para hacerlo. El que no es acompañado, porque cree que no lo necesita, fácilmente confundirá su misión de acompañar con la de resolver los problemas del otro o con otras cosas que no son acompañamiento.

    Finalmente, vemos la necesidad de actuar sobre las espirales degenerativas en los grupos de fe, elevando la experiencia de Dios de los monitores. Esto cambiará de forma rápida y eficaz el rumbo hacia el plan original que es muy bueno, mientras que, si seguimos fomentando que los acompañantes de nuestros chavales sean personas sin experiencia de Dios, cada vez será más difícil que en un grupo de fe se cultive la fe.

    Acabada la etapa escolar, hay jóvenes que buscan un referente que les enseñe cosas y les guíe, por eso, la figura de un asesor formado es clave para ellos y no les vale cualquier persona. Pensando en la influencia del acompañante, sobre todo en edades escolares, en grupos de fe y catecumenado, podemos decir que el éxito o el fracaso de la creación de la comunidad, al dejar la etapa escolar, va a estar muy condicionado por el carisma y formación del catequista o monitor último que hayan tenido.

    Veamos cómo enfocaban esto, los congregantes, al comienzo en la Madeleine:

    A esa idea responde la iniciativa de crear, dentro de la congregación, una especie de catecumenado para los llamados aspirantes «pretendants», que deben tener más de 16 años y menos de 36. En principio, son jóvenes que no han tenido una educación cristiana o la han olvidado.  Un congregante «introductor» se ocupa de ellos: debe ser profundamente religioso pero también compañero alegre y no beato. Incluso el Directorio dice que: «conviene que su piedad no se haga descubrir plenamente porque debemos tratar con cuidado los ojos que tienen miedo a la luz. El introductor debe ser de una conducta regular y edificante sin renunciar a las distracciones de la juventud… Se trata de sostener las fuerzas del aspirante, de ayudarle, no de importunarle… Hay que cuidarle con la ternura con que se ama un tierno pajarillo… Todo lo que la religión tiene de encanto, todo lo que la virtud tiene de más amable debe prodigarse a este neófito como la leche al niño de pecho» (Pág. 37)

  • Antes de dar a alguien una responsabilidad, deberíamos darle una formación para saber cómo asumir esa tarea. Sin embargo, observamos que no estamos formando a los acompañantes, ni catequistas, ni asesores, pero, ante la necesidad de poner en marcha grupos, cerramos los ojos a las carencias y ponemos al frente de los grupos a gente muy generosa y poco preparada, provocando un daño mayor.

    Chaminade lo tenía muy claro, había que preparar jóvenes que puedan influir y cambiar el rumbo de las cosas. Recojo distintos fragmentos de Ignacio Otaño donde trata el tema:

    En lugar de perderse en estériles lamentos, hay que ir preparando jóvenes que puedan influir en la futura nueva sociedad que está ya naciendo. Del grupo de jóvenes que, con visión de futuro, está recibiendo y formando, saldrá una generación de sacerdotes, religiosos y religiosas, fundadores y fundadoras, laicos y laicas comprometidos en una verdadera misión. Como dice un autorizado historiador de la diócesis de Burdeos, refiriéndose a este grupo que se reunía en torno al P. Chaminade en esta época, «por el celo de estos jóvenes y de estas jóvenes se preparaba la Iglesia de Burdeos de los años 1800» […] «una gran cantidad de almas selectas le confiaba gustosamente sus más profundas aspiraciones; fue probablemente entonces cuando, previendo días más tranquilos, empezó a proyectar esta Congregación de María Inmaculada que tan vivo resplandor difundiría más tarde en toda la ciudad»  (Pág. 19) 

    «Su intención era la de esconderse para poder continuar contra viento y marea al servicio de las almas; y veremos que toda una élite estrechaba su relación con él, élite en la que él ponía grandes esperanzas para la renovación cristiana de Francia. (Pág. 21) 

    Cuando Chaminade volvió a Francia en el año 1800, su programa, madurado en Zaragoza, se resumía en dos puntos: Formar apóstoles para lanzarlos a la conquista de la nueva sociedad. Poner su apostolado bajo los auspicios de la Virgen Inmaculada. (Pág. 29)

    De 1800 pasamos a 2023, concretamente al estudio que hacen de 200 parroquias para analizar realidades de éxito hasta elaborar las “57 buenas prácticas en parroquias”. En este caso recojo lo que se refiere a invertir recursos materiales y personales en formación que nos pueden dar algo de luz.

    • 7.b La parroquia asigna recursos económicos para el desarrollo de su nuevo modelo pastoral, especialmente en su dimensión evangelizadora. 
    • 21. Para llevar a cabo los métodos/acciones/eventos de primer anuncio, hay un equipo de laicos y/o religiosos que junto al párroco se forman en ello y se encargan de su organización. (BP. Métodos para el primer anuncio) 
    • 25. Está contemplada una asignación de recursos (de personas, económicos y de tiempo y espacios) para la realización de métodos y eventos de primer anuncio. 
    • 28. Está contemplada una asignación de recursos (personas, económicos y de tiempo y espacios) a los procesos de discipulado.

    La formación no siempre es teológica. Cuando alguien no sabe leer y escribir, decimos que es analfabeto y que tiene una limitación de comunicación muy grande en nuestro mundo. Los medios de comunicación no han dejado de enriquecerse y aumentar año tras año y, sin embargo, hay demasiada gente que ha decidido detener su formación y asumir como malo todo aquello que no aprendió de niño. Esto nos lleva a perder el abanico de posibilidades que nos abren hoy las redes sociales que, en ocasiones no son una alternativa, sino la única vía para acompañar a los jóvenes que demandan relación y estabilidad psicológica y lo hacen por otros medios en los que no estamos formados.

    Siguiendo con el ya citado documento de “57 buenas prácticas en parroquias”, podemos ver ahora lo que se refiere a la formación y acompañamiento de acompañantes y líderes:

    • 15. Laicos, sacerdotes y/o religiosos se forman y preparan para la conversión pastoral, y asumen, con corresponsabilidad, acciones pastorales y ministeriales (según las necesidades de la parroquia) desde el discernimiento comunitario. 
    • 29. La parroquia, conforme a su identidad y cultura, engendra y capacita discípulos misioneros: conforman su vida según el Evangelio y el Espíritu Santo (discernimiento), escuchan la Palabra de Dios y la proclaman, tienen una vida activa de oración y sacramental, participan en la vida comunitaria desde la acogida y el acompañamiento mutuo, evangelizan en su entorno cotidiano y atraen a otros, siempre en continuo perfeccionamiento de sus competencias para la misión. 
    • 32. La parroquia establece formación específica para los distintos servicios, ministerios o liderazgos que van surgiendo. 
    • 36. El párroco acompaña el crecimiento en la fe de estos grupos pequeños o células, reuniéndose habitualmente con los líderes o animadores de cada grupo/célula. 
    • 54. La parroquia tiene un plan de formación para sus líderes laicos sobre competencias en la gestión de personas y liderazgo. 
    • 55. El párroco asume que una de sus tareas esenciales es cuidar, acompañar y capacitar a los líderes laicos.
  • El contar con un itinerario claro y conocido por todos, nos permite coordinar las iniciativas para crear un cuerpo sólido y variado de actividades para nuestros jóvenes donde les podamos acompañar en su crecimiento y podamos integrarlo en una propuesta general que vaya desde la pastoral del colegio en infantil, hasta la vida de comunidad adulta.

    Eso de tener un itinerario único nos suena, muchas veces, a cortar libertades y a imponer cosas, porque hemos confundido el carisma marianista con un estilo mal llamado “liberal” que en realidad es difuso, sin norte y sin camino. Leyendo a Chaminade, lo último que veremos será ambigüedad y relativismo en sus convicciones y esto no es incompatible con la acogida y el respeto de toda diversidad y el estar abierto a nuevas ideas.

    Sin embargo, el tener metas, por ejemplo en fraternidades, es algo que te permite situarte en un camino y te anima a avanzar al siguiente paso. En este ejemplo tienen la consagración inicial y la definitiva, pero no se enmarcan ni ofrecen bien como momentos de paso y cambio de etapa y, quizá, hacen falta más puntos intermedios.

    En muchas de nuestras comunidades laicas, reconocen que les falta estructura, que, pasados varios años desde la puesta en marcha del grupo, no han visto un hilo conductor claro en lo que hacían en las reuniones. Quedaban de forma irregular, los temas los tenían que elegir y preparar ellos sin criterio y no se sentían ni preparados, ni bien acompañados.

    En el documento “57 buenas prácticas en parroquias” elaborado en 2023 tras el estudio de 200 parroquias, también hacen referencia a los itinerarios. En este caso, resalto dos puntos que hablan de la visión común que marcan dichos itinerarios y el diálogo necesario para alcanzarlos:

    7. Existe una «visión» que da unidad al proceso de conversión pastoral de la parroquia, ordena e integra todas sus acciones convirtiéndola en intencionalmente evangelizadora. 

    31. Ha habido un diálogo y discernimiento entre las necesidades de la parroquia y los carismas, vocaciones, habilidades y capacidades del laicado, muchas despertadas en el discipulado.

    Como Familia Marianista, nos falta atender al vacío que encontramos al salir del colegio cuando todo lo bueno que ofrecíamos en él, desaparece porque no tenemos una estructura sólida y bien coordinada como Familia, como podíamos encontrar, más fácilmente, en los colegios de la red, que dependen únicamente de los religiosos y cuentan con personal contratado para sus acciones.

  • Una clave fundamental para nuestras actividades de impacto es contar con una buena red de acompañantes y, para esto, necesitamos una buena comunicación, tanto para mantener una agenda clara y compartida de actividades, como para mantener el contacto y la formación de estos acompañantes de manera fluida y eficiente.

    Si los acompañantes están puntualmente informados de todo, es inmediato, y surge de forma natural, que puedan motivarlo entre la gente a la que acompañan en sus comunidades locales. En cambio, si esta información es parcial y va a golpe de WhatsApp, las cosas llegarán siempre en mal momento y serán fuente de susceptibilidades.

    Que la información llegue adecuadamente a todo el mundo permitirá mejorar mucho la manera de trabajar en Familia Marianista.

    Para cualquier persona hay sólo un agente válido que me puede mover a hacer algo: alguien en quien yo confíe. Y esto es un amigo o familiar o bien alguien que sea referente para mí, como mi acompañante personal o el de mi comunidad. Los mensajes publicitarios tienen una eficiencia bajísima y en el mundo del marketing se emplean porque es infinitamente más complicado pagar a alguien de mi confianza para que me venda un producto. 

    En nuestro caso, sin embargo, es bastante más sencillo implicar a los destinatarios y a los acompañantes en la comunicación para lograr una verdadera difusión y sobre todo para hacer una invitación a participar en las actividades. Además, en la medida en que haya más gente implicada y conocedora de las actividades, habrá menos problema de colisión entre actividades, no porque no haya solapamientos, sino porque cada uno elegirá con paz y libertad a dónde ir sin sentir el bombardeo y la competición de anuncios por WhatsApp e Instagram.

    Y en esto de implicar a los destinatarios, no se trata de tener a un grupo de jóvenes que lleve las redes sociales. Esto está muy bien y es necesario, pero la idea es que se dé la comunicación en horizontal, no en vertical, la presencia de jóvenes detrás de las RRSS, no hace que la línea de transmisión de la información sea otra, aunque mejore el estilo.

    En cuanto al estilo de las publicaciones y anuncios, vemos que, en RRSS, los jóvenes no esperan un contenido muy bien hecho, si no algo más natural, original, amateur y, sobre todo, inmediato y fugaz. Además esto es hoy, y mañana lo que busquen será otra cosa. De ahí, la importancia de tener los canales de comunicación en manos de los jóvenes, acompañados de gente más mayor capaz de compartir la misión, la visión y los valores con esos jóvenes.

  • A veces nos puede dar miedo llevar la Palabra de Dios a las reuniones. Nos parece compleja, que va a generar dudas y que no la van a comprender. Sin embargo, en algún momento hay que iniciarse en la lectura de los textos de la Biblia.

    Por otra parte, observamos que a los jóvenes les atrae mucho el poder expresar sus dudas de fe y que les escuchen y las respondan. Además, la riqueza de la Palabra es tan grande y desconocida, que siempre genera interés, si el acompañante o la persona que lleve los contenidos, tiene cierto conocimiento de la Biblia como para hacer exégesis e interpretación adecuada.

    La explicación y comprensión de la Palabra también es un momento de encuentro transformador con Dios, ahí se da también la revelación, no sólo en la oración o en la vivencia de los sacramentos.

  • Si el medio más eficaz de transformar la sociedad en tiempo de Chaminade era la educación, la forma más eficiente de controlar dicha educación era actuar sobre las Escuelas Normales, que podríamos asimilar a las actuales escuelas de Magisterio. Así se habla de esta educación en cascada en los textos de nuestra tradición:

    Por la formación de los maestros en las Escuelas Normales, la Iglesia de Francia podía tener en sus manos la formación de la mayor parte de los muchachos franceses […] el trabajo con los maestros es «uno de los medios más sencillos, más directos y más influyentes para contribuir a la regeneración de Francia» […] «Los doscientos maestros de escuela a los que usted va a predicar llevarán a sus doscientas parroquias ese espíritu de religión que habrán bebido en el retiro y, a su regreso, lo infundirán en sus alumnos. Cuando pienso en los excelentes efectos de esta empresa me conmuevo profundamente y bendigo al Señor por habérnosla inspirado» […] formar los nuevos maestros y reformar los antiguos […] «Por la reforma o renovación de los maestros, la obra conseguirá la reforma de la clase numerosa del pueblo, que es uno de los objetivos de la Compañía de María» […] “Formar los maestros significa formar una generación que cambiaría la mentalidad y las costumbres de Francia” […] «Estamos en un siglo en que se hace razonar, o más bien desvariar, hasta a los campesinos y criados. Es preciso que vuestros alumnos de las Escuelas Normales lleguen a ser pequeños lógicos, incluso un poco metafísicos; es preciso que conozcan las fuentes de las certezas humanas» (Pág. 79-80)

    Este plan de transformación de la sociedad nos puede llevar a pensar, como Familia Marianista, cuál ha de ser nuestro plan hoy, para asistir a María en esta misión de la manera más eficiente posible y, leyendo algo más de nuestra tradición, vemos que, a la hora de hacer un plan, es necesario anteponer los intereses generales a los personales y poner en juego nuestros recursos haciendo apuestas fuertes:

    Probablemente Guillermo José compartió con su hermano esa tarea de formación de seminaristas en el exilio. No se trataba de una formación meramente intelectual sino que llevaba consigo un plan pastoral adaptado a la realidad que les esperaba en Francia. Así se deduce de lo que en 1802 escribía el vicario de Burdeos a su nuevo arzobispo para informarle de los recursos humanos con que contaba:

    «el joven Boyer (ordenado sacerdote en Zaragoza el 2 de agosto de 1800) ha obtenido de su obispo (Mons. de la Tour du Pin, arzobispo de Auch) y de los administradores de la diócesis de Burdeos el permiso para trabajar bajo la guía del Sr. Chaminade, que quiere crear una Sociedad de misioneros para evangelizar la diócesis» .

    Esto hace suponer que Chaminade tenía en mente un plan de acción para recristianizar el país y que el arzobispo de Auch lo aprobaba, y, para llevarlo a cabo, anteponiendo los intereses generales a los locales, se desprendía de un elemento sumamente válido para su diócesis. (Pág. 28)

  • Para crecer en cualquier aspecto de la vida, hace falta hacer un camino bien orientado durante bastante tiempo y este camino viene marcado por el itinerario, pero no debemos confundir el tener un itinerario con ofrecer un camino único. El grado de adhesión ha de ser diferente para cada realidad, mientras que el proyecto ha de ser uno, claro y concreto, contemplando y previendo una respuesta adecuada a la diversidad de momentos vitales y por tanto de adhesión. Sin duda, como hemos visto en otros contenidos, podemos decir que Chaminade cuenta con una organización y estructura bien pensada a largo plazo para lograr el rápido crecimiento y regeneración de la fe y la cultura en Francia.

  • Una de las acciones de impacto que más ponen en contacto al joven con Jesús, son las experiencias de voluntariado internacional, sin embargo, observamos que debemos articular mejor estas vivencias con un buen diseño y acompañamiento antes, durante y después para que se convierta en canal para reconectar con Dios y con la comunidad dentro de un itinerario de crecimiento en la fe y pertenencia a la Familia Marianista.

    Los itinerarios nos permiten actuar en los momentos adecuados. Probablemente los retiros de Emaús están pensados para actuar sobre la crisis de los 40 y los de Effetá para atender al momento vital en torno a los 20 años cuando comienza la autonomía de la persona. Viendo los frutos de estas iniciativas, podemos asegurar que es bueno ofrecer actividades específicas para momentos vitales concretos y conocidos y ser así punto de apoyo y reconexión para nuestros jóvenes ofreciendo algo que necesitan y no algo genérico.

    Las iniciativas de nueva evangelización como los grupos Alpha o los retiros de impacto que mencionábamos antes, hacen en el fondo lo mismo que hacemos con nuestros retiros, o en nuestros grupos, pero a nosotros no nos sale bien. La diferencia más grande es que estamos desorganizados, sin proyecto ni itinerario y con muchos sabios francotiradores que inventamos todo de cero cada día. Por eso, no hace falta reinventar ni copiar nada, hace falta compartir un itinerario y devolver el protagonismo a los destinatarios.

    Y en todo esto, no olvidar los procesos que han de darse antes, durante y después de las actividades especiales. En el documento “57 buenas prácticas en parroquias” elaborado en 2023 tras el estudio de 200 parroquias, recogen algunas ideas relacionadas con estos procesos de discipulado:

    24. La parroquia cuenta con un espacio de acogida que incluye acompañamiento para las personas que han experimentado un método, evento o acción de primer anuncio, previo al discipulado. 

    26. La parroquia, a los que han experimentado algún método o evento de primer anuncio, les ofrece seguir en el discipulado, en grupos pequeños o células para ser acompañados en oración, formación y vivencia de la fe. 

    27. Existe en la parroquia una programación específica para formar discípulos (itinerarios), después del primer anuncio y acompañamiento.

  • En el mundo hay muchos carismas, estilos, medios y grupos y corremos el riesgo de caer en un sincretismo que nos lleve a perder la identidad. 

    Pongamos un ejemplo. Como religioso, en los últimos años he estado expuesto a canciones evangélicas de Hillsong, a otras católicas de Hakuna y a los espantosos cantos de la Liturgia de las Horas rematados por la dulzura de nuestras voces. Comparando canciones, lo que menos me ha acercado a Dios con diferencia ha sido el canto en la Liturgia de las Horas, hasta el punto de alejarme. El caso es que el canto lleva a identificarnos con la espiritualidad de quien lo canta pero, hoy por hoy, no me identifico con algunas cosas del movimiento de Hakuna y tampoco coincido con la espiritualidad evangélica. Sin embargo, soy un agente de contagio de esos movimientos que no representan mi carisma, porque son los que a mí me acercan a Dios y empleo sus canciones con otros, para que también les acerquen a Dios, perdiendo la identidad de nuestro carisma paulatinamente. Así, esta apertura a la actualidad no me sirve para actualizar mi carisma anclado en estructuras inamovibles, sino para sustituirlo, precisamente por ese inmovilismo. 

    Sobre esto de la apertura con identidad, nos habla también Ignacio Otaño citando a Chaminade. Comienza hablando de la modestia y dice que:

    “Es como el reflejo exterior de la humildad y sencillez interior. […] Saber conectar también con los gustos de la época, sobre todo de la juventud, sin perder la identidad propia y la sencillez. Dice Chaminade: […] “sin herir demasiado abiertamente las ideas y gustos del siglo en que Dios nos ha hecho nacer; debemos atraer al mundo y sobre todo a la juventud, debemos atraerla de todos modos, por nuestras maneras agradables, amables, pacientes, por nuestro mismo modo de vestir” […] «La lealtad, la franqueza, el desprendimiento forman nuestro carácter» (Pág. 73)

    Y sigue más adelante animándonos a optar por la audacia y la vigilancia, en lugar del rechazo a las cosas de nuestro mundo:

    «Para ser un buen religioso marianista, no se precisa ni conviene rechazar sistemáticamente las expresiones de la adveniente cultura universal ni estar en contra de todas sus tendencias. Todo lo contrario: se precisa enganchar adecuadamente con esas tendencias (Vaticano II, AG 9, GS 58 y 92 d): sólo quien es capaz de asumir es capaz de redimir. Pero, al mismo tiempo, es necesario tomar conciencia de los contravalores existentes…» […] «asumir, sin llegar a la delicada y exigente tarea de redimir… Las culturas necesitan respeto y comprensión, pero también conversión y transformación…» […] “Sería un drama para nosotros la ruptura entre vida marianista y cultura; debemos aspirar a la debida síntesis entre esta vida marianista y esta cultura. Una vida religiosa que no se hace cultura no se entiende bien ni se transmite bien” […] «No puede mirar atrás ni alimentar añoranzas de restauración… Debe mirar a Jesucristo y configurarse con Él; esta configuración se puede convertir en una forma alternativa de vida que permitirá despertar lo mejor de la cultura moderna desde nuestra identidad de marianistas… Se impone optar por la audacia y la vigilancia. Mejor aún, ser audaces y vigilantes al mismo tiempo». (Pág 95-96)

    Debemos dejar de mirar al mundo desde el balcón adoptando sin discernimiento unas cosas y rechazando violentamente otras, para empezar a llevar nuestro propio carisma al mundo y a la Iglesia, aprendiendo a adaptarlo como han hecho estas otras realidades que hoy logran traer a Jesús al mundo, mucho mejor que nosotros.

  • La comunicación sigue siendo la asignatura pendiente. Confundimos comunicar con jugar con las redes sociales o con anunciar cosas para vender productos. Sin embargo, luego, nos quejamos de que la gente no se entera de las cosas que organizo y, al mismo tiempo, me creo que yo soy el único que hace algo, porque no conozco lo de los demás.

    Contar con una agenda pública clara, en un lugar Madeleine o comunidad de fe, es imprescindible. Y, una cartelera llena de papeles, en el siglo XXI, no vale para nada.

    Falta conciencia de lo que se está haciendo y una forma única, rápida y clara de poder llegar a esa información y compartirla. Esto nos haría sentirnos parte de todo lo que ocurre en la comunidad de fe y nos permitiría poder contarlo y ofrecerlo a otros, aunque no participemos de algunas cosas. 

    Junto con ese espacio virtual donde poder consultar toda la vida de la comunidad, es necesario también tener un buen plan de comunicación, coherente y que no sature a la gente. Donde la prioridad no sea que se vea más lo mío frente a lo de los demás, sino que cada miembro de la comunidad tenga conocimiento de aquello que quiere conocer y le interesa.

    Para sacar más ideas, veamos cómo tratan el tema de la comunicación en las parroquias, observando algunas de las ideas recogidas en el documento “57 buenas prácticas en parroquias” elaborado en 2023 tras el estudio de 200 parroquias.

    7.a La visión de la parroquia se comunica en: homilías, RRSS y web, cartelería, murales, dípticos o roll-up en un lugar visible de la parroquia: fachada, altar o sacristía, hoja parroquial, asambleas parroquiales, persona a persona y actividades experienciales para su puesta en práctica: convivencias parroquiales, retiros espirituales,… 

    47. Hay una estrategia de comunicación digital para transmitir la visión y las actividades pastorales. 

    48. Se conoce el potencial evangelizador y transformador de las nuevas tecnologías. Por ello se implementan programas informáticos que ayudan en el funcionamiento pastoral, se implementan recursos didácticos tecnológicos en los grupos pequeños o células, y los líderes y responsables de grupos adquieren competencias en uso de TIC.

    Para comunicar bien, primero hay que tener claro qué es lo que queremos comunicar. La visión, la misión y los valores, con un discurso claro y común. Esto en el caso de la comunidad de fe es especialmente importante por la novedad del concepto que manejamos de lugar Madeleine. Por eso, hay que definir y manifestar claramente la constitución de la comunidad de fe local con el modelo correcto, dejando atrás el modelo de asamblea parroquial u otras ideas de las que partimos. A la gente le cuesta entender lo que no ha visto nunca, porque trata de pasarlo por los recuerdos de cosas que ya ha vivido, por eso, trabajar bien la comunicación, nos ayudará a cambiar el concepto, cuidando el discurso y la forma de transmitirlo.

  • En todas las etapas hemos de adaptarnos a las necesidades de cada uno, pero, en la iniciación no pueden seguir teniendo tanto peso los que buscan algo superficial. No puede ser que el que quiere jamón serrano se tenga que ir, porque en marianistas no pasamos de las gominolas.

    Nuestra prioridad tiene que ser la de atender a los jóvenes inquietos que demandan de nosotros algo más. Chaminade establecía con estos jóvenes una especie de grupo motor que servía de impulso motivador para el resto de la comunidad, por eso, debemos garantizar el acompañamiento a aquellos jóvenes que demandan algo más de nosotros. 

    Sin embargo, muchas veces no llegamos a entender qué es lo que esperan de nosotros los jóvenes y nos equivocamos en nuestra respuesta. Para poder ofrecer más profundidad o un mejor acompañamiento, primero hay que estar bien dispuesto a escucharles, sin ideas preconcebidas y abiertos a la propia transformación personal.

    En la categoría de jóvenes hay distintas etapas según los momentos vitales aunque tendamos a asimilarlo todo a ese mismo grupo del que ya me siento lejano.

    Ellos también se sienten más cerca o más lejos de los de una edad u otra, incluso, en las últimas etapas se sienten más próximos a los padres de familia y sin embargo no les dejamos acercarse ahí. 

    No espera lo mismo quien acaba de salir del colegio y estrena su vida universitaria, que quien está discerniendo su vocación en la vida, o quien ha de hacer el cambio a la vida laboral o de formar su propia familia. Pero, muchas veces, parece que hasta que la persona no tiene hijos, no se le puede dejar de asimilar al gremio de los jóvenes universitarios, aunque lleve años trabajando.

    Para atender a esa diversidad dentro de la etapa de iniciación, podemos ofrecer actividades especiales de mayor intensidad. Por ejemplo: un formato de ejercicios o retiro personal en una comunidad, en silencio o con momentos de oración contemplativa más fuertes, como alternativa o complemento a otros ejercicios enfocados para la mayoría. 

    Si sabemos identificar a nuestros jóvenes inquietos y escuchar sus necesidades, esta fase de iniciación nos podrá llevar a dar respuestas nuevas a sus verdaderas inquietudes, que ni ellos mismos saben aún formular, y, ahí sí, acompañarlos en el discernimiento de su vocación.

  • En la comunidad de fe, se debería escuchar la voz de los laicos en la predicación y en formaciones, como en tiempos de Chaminade, sin embargo, existe el riesgo de poner más atención al éxito del mensaje que al fundamento del mismo, que ha de ser siempre la Palabra de Dios.

    Observando la predicación de pastores evangélicos contemporáneos que podrían ser el ejemplo más cercano a la predicación de los laicos marianistas, podemos percibir que el mensaje es bueno e inspirado, cuando este parte de la Biblia. Así ha de ser todo lo que comuniquemos, recordando que no nos anunciamos a nosotros mismos, sino a Jesús resucitado.

  • Hablando con los jóvenes vemos claro cómo el acompañante condiciona positiva o negativamente la experiencia futura en el itinerario de fe. Los propios jóvenes hablan de cómo se han sentido vinculados e interpelados o todo lo contrario. No vale cualquier persona, tiene que ser alguien que viva la fe según el carisma marianista, alguien cercano a su realidad y, sin duda, movido por el Espíritu. Pensemos que se trata de un referente, un testigo, no un mero agente externo o un catequista tradicional.

    Al mismo tiempo que conocemos el ideal, deberíamos ser sinceros y asumir que, actualmente, la mayoría de nuestros educadores, no vienen con un bagaje cristiano maduro, o directamente no son cristianos y, por otro lado, no suelen tener un proyecto de vida asentado. Nos hacemos trampas si continuamos haciéndolo todo como si esta realidad no existiera. Además, esta realidad no es fruto de un mal proceso de selección de personal en nuestros colegios, sino reflejo del panorama actual de la sociedad. 

    En todo caso, si lo comparamos honradamente con otras épocas, incluso con cuando todo el claustro lo componían religiosos, no sé si podríamos asegurar que estuviesen más preparados para llevar una oración como las que pedimos ahora, ni que se trabajase tanto la pastoral.

  • Dios se nos revela a través de la escritura, pero no es estrictamente el texto como tal el que es revelación, sino la proclamación de la Palabra en él contenida. El texto es el medio, la Palabra es texto anunciado, por eso es muy importante dar voz a la Palabra y cuidar cómo la transmitimos, si lo hacemos de cualquier manera, o en qué contexto, y cómo lo encarnamos para que sea verdadera revelación que haga arder el corazón en nuestras actividades de impacto.

  • La constitución de un lugar Madeleine o comunidad de fe es compleja porque es algo que nadie hemos conocido y que es distinto a lo que hemos hecho hasta ahora. Además, no basta con tratar de reproducir literalmente lo que ocurrió en 1800 pues las circunstancias y el contexto son diferentes. Por eso, es importante no dar nada por supuesto y hacer una buena preparación del proceso y sus fases en diálogo con la realidad local y con el resto de la Familia Marianista. 

    Es fundamental no tomar atajos y no llamar comunidad de fe o Madeleine a lo que no es, de lo contrario, no podremos llegar a lo que sí es. Por eso es importante cuidar mucho la preparación y dedicarle el tiempo necesario a los procesos.

    Si el proceso es claro y visible, ayudará a identificar correctamente el punto en el que se encuentra la comunidad y cuál es su siguiente objetivo de crecimiento. Esta claridad y visibilización ayuda también a poder entrar en diálogo con los lugares Madeleine de otras ciudades para crecer juntos, cada uno desde el punto en el que se encuentre, hasta poder hablar de comunidad de fe consolidada.

  • Hace tiempo que los influencers son los nuevos predicadores, los referentes para los jóvenes. Su forma de expresión, su lenguaje, el medio que emplean (plataformas de streaming en primera persona) nos tienen que inspirar para conectar con ellos. Los jóvenes están acostumbrados a que una persona les narre algo que está haciendo y lo vaya comentando tal y como lo va viviendo.

    La vida atrae, remueve, sirve de referente, aunque sea una vida fingida o apoyada en el comentario de un juego de ordenador, por eso, en las experiencias de impacto, debemos contar con acompañantes especialmente tocados por Dios o que viven la vida desde Dios para que den su testimonio con naturalidad y frescura, de manera espontánea, no forzada, para ofrecer referentes alternativos a los del mundo.

  • Hablando con jóvenes vemos como hay ciertas barreras psicológicas cuando pensamos en el acompañamiento personal. Este acompañamiento lo puede y debe hacer alguien cercano al acompañado, pero sin perder la distancia necesaria para esta dinámica. Sin embargo, ahora mismo parece que dicha distancia con religiosos o gente mayor, es demasiado grande como para hablar de ciertos temas. Debemos encontrar acompañantes capaces de ser más cercanos por edad o talante para abordar aquellos temas en los que necesitan ser acompañados.

    Muchas veces asumimos responsabilidades por compromiso, para mantener el barco a flote y no sentirnos responsables de su fracaso. Esto nunca sale bien a la larga y menos si se trata de hacer acompañamiento personal y ponemos a gente que no está motivada, ni formada, ni llamada a este ministerio. Entonces, en lugar de mantener las cosas a flote, ahonda en la herida y el fracaso se hace mayor.

  • En mecánica, el volante de inercia sirve, simplificando mucho, para aumentar el rendimiento en el almacenamiento de la energía, aprovechando la energía cinética. Es decir: conseguir que la energía o esfuerzo aportado, se multiplique y prolongue en el tiempo lo más posible, haciendo que no haya que añadir mucha más fuerza, para mantener o elevar considerablemente el rendimiento. 

    Es lo que pasa con los retiros Emaús o Effetá, tienen una serie de claves fundamentales como fuerza inicial y las mantienen y amplifican, sin añadir mucha más fuerza, consiguiendo un efecto multiplicador muy grande en la propagación de la fe. También nosotros podemos poner nuestras mejores claves a funcionar de esta manera.

    Así, la preparación de las cosas, encontrando los procesos adecuados que funcionen como en el ejemplo del volante de inercia, nos ayudaría a maximizar los resultados sin sobreesfuerzos, no sólo en actividades de impacto, sino en cada cosa que hagamos. Además, esto es lo propio de nuestro carisma si miramos cómo Chaminade buscaba, en todo momento, los medios que más favorecieran a la misión de transformar toda Francia. 

    Continuando con esto de la inercia, al final, las tradiciones son también como otro volante de inercia, pero ya ineficiente y que sólo nos hace perder energía. Por eso, nos interesaría encontrar una estrategia que movilice a los mayores en la dirección que potencie toda la fuerza y el Espíritu que aún pueden aportar para transformar a los jóvenes.

  • Con el paso de los años, vamos acumulando y arrastrando iniciativas de oración que comenzaron un día con un grupo que quería rezar y que hoy son un marrón para quien las tiene que preparar. 

    Las actividades que se hacen por compromiso no contagian el Espíritu. Una oración ha de hacerse porque hay 2 o más que, movidos por el Espíritu se quieren juntar a rezar, pero no para que una iniciativa se mantenga en el tiempo indefinidamente. 

    No nos ha de dar miedo terminar una iniciativa de oración si ya no hay nadie que se quiera juntar a rezar, o los que quieren dicen que no son capaces de asumir la responsabilidad de preparar dicha oración. Si no hay una comunidad que se reúne a rezar, sino encargados sueltos de sacar la oración, lo que tenemos es un circo organizado por gente muy entregada y dispuesta, pero que devalúa el sentido de la oración y de la comunidad.

  • Cuando una comunidad está iniciando su andadura, generalmente falta visión de conjunto, conocer más cosas y salir de la burbuja de su acompañante actual generando una gran dependencia afectiva. Para conocer la consolidación de una comunidad, es bueno hacerse la pregunta de ¿qué pasará cuando tengan que cambiar de acompañante? Si son capaces de hacer este cambio es que han completado la fase de creación y ya son una comunidad.

    En el documento de “57 buenas prácticas en parroquias” que cito en varios de estos vídeos, encontramos una serie de puntos que inciden también en la necesidad de contar con buenos líderes y acompañantes.

    8. Hay un equipo que ha hecho suya la visión, se ha formado y gestiona junto al párroco, de forma corresponsable, la transformación de la parroquia. 

    27a. La parroquia cuenta con un equipo de líderes laicos y/o religiosos, con el párroco, que están formados para acompañar en el proceso de discipulado y se encargan de su organización.

  • Nuestra tradición es la adaptación y para sostenerlo, recojo un breve fragmento donde Simler nos habla de la tercera de las ideas clarividentes que ve en Chaminade relacionadas con la misión:

    “Ese apostolado tendría formas que le permitiesen llegar más fácilmente a todas las clases de la sociedad; el Instituto religioso se adaptaría a todas las exigencias de tiempos y lugares hasta donde lo permitan la esencia de la vida cristiana y de la vida religiosa.” (Pág. 27)

    Como aparece en muchos otros textos de nuestra tradición, lo nuestro es estar abiertos a la realidad del mundo sea cual sea, pero eso no nos puede llevar a hacer rebajas. Debemos tener clara nuestra propuesta y sus pilares. No podemos presentarnos con máscaras porque nos da miedo que nos rechacen o rechacen nuestra propuesta. 

    Ese miedo nos lleva muchas veces a bajar la intensidad o el nivel doctrinal o a ocultar cosas impopulares del cristianismo y eso alimenta el mal de nuestro tiempo, la falta de profundidad, la desorientación y el relativismo. Este es un mal que estamos llamados a enfrentar y vencer, con la ayuda de María, no a esquivarlo o alimentarlo por una falsa idea de apertura.

  • En  nuestro carisma, los laicos son los primeros acompañantes de otros laicos, por eso, hacerse presentes en los colegios aportando lo que pueda cada uno, no sólo es nuestra misión genuina, sino que es también la mejor forma de crecer como Familia y de dar a conocer lo que son las fraternidades o CEMI. Estas aportaciones pueden ser: acompañar ejercicios, acompañamiento personal a alumnos, a monitores, o incluso a profesores, colaborar en la cocina de campamentos o cosas similares.

Guía de estilo Marianista